«Los niños y niñas se han de entender como seres sexuales y deben percibir su propio cuerpo en totalidad. Y nombrar o tratar sus diversas partes sin que sea algo vergonzoso, de la misma manera que hablan de la oreja o el pie», explican Aranguren y Tomàs, revelando que para ello han decidido adaptar la popular canción de Joan Petit, que a partir del propio curso también bailará con el penis o la vulva, nada de eufemismos como cotorrí. Al pan, pan, y al vino, vino.

«Deben crecer conociendo su propio cuerpo sin avergonzarse de él y aceptando sus diferencias», subraya Aranguren.

Implicar a los padres

Para que aprendan como se reproduce el ser humano también se irá con la verdad por delante. Y se harán juegos de simulación para que aprendan cómo se hace y se recabará la ayuda de los progenitores de manera que una madre embarazada acuda a la clase para que los niños comprueben cómo se gesta una nueva vida. «Y también participarán los padres mostrando por ejemplo una vida incipiente en una ecografía», subrayan las dos responsables del programa.

El ciclo de Educación Infantil ya dispone del manual ‘Amb tots els Sentits’ elaborado por expertas de Salud Pública.

El ciclo de Educación Infantil ya dispone del manual ‘Amb tots els Sentits’ elaborado por expertas de Salud Pública.

Expresar su identidad sexual

De la misma manera, se dejará a los alumnos/as que expresen libremente y sin ningún tipo de coacción su identidad sexual. En los juegos no se impedirá que ninguno de los niños escoja el disfraz o el juguete con el que siente más identificado.

También se trabajará con sus sensaciones, para que aprendan a diferenciar las emocionales de las físicas, así como que sepan distinguir qué es una necesidad y qué es un deseo porque estos últimos son, en muchas ocasiones, fantasías irrealizables cuya no consecución no debe conducir a la frustración, subrayan.

«También se les formará en el arte de amar, a que sepan identificar las emociones que sienten cuando se enamoran y por qué las tienen. Y a que trabajen sobre su autoestima y a relacionarse con los demás», enumeran de forma atropellada y entusiasta estas personas convencidas de los beneficios que reportará su trabajo.

También se les enseñará en estos tiempos de biodiversidad cultural que hay muchos tipos de culturas y familias y que ser diferentes no implica ni mucho menos ser peor.

«Educar a los niños y niñas de 0 a 6 años en esta materia no significa hablarles de las relaciones sexuales sino de darles las pautas para que disfruten de unas relaciones sanas», concluyen Aranguren y Tomàs.