De una isla que sin turismo agoniza a la misma isla que se puede desbordar cuando recupera sus cifras de miles de turistas circulando por su aeropuerto hay un paso. Sin que oficialmente haya empezado la temporada de verano, al aeropuerto de Palma ya le supuran las heridas por las oleadas de británicos que llegan como extracomunitarios que han de pasar el control de fronteras. Las colas de pasajeros del Reino Unido, en el filtro de pasaportes están en el centro de la polémica. Aena minimiza su impacto, pero los sindicatos policiales siguen denunciando el «colapso» de Son Sant Joan cuando coinciden varios vuelos de británicos: «Hay que sellarles los pasaportes manualmente», se asegura.

Desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Baleares se pone en duda que el incremento de efectivos anunciado por el ministerio de Interior, que redundaría en 50 agentes más en Son Sant Joan, vaya al completo al aeropuerto. La organización sindical recuerda que además de los pasajeros del Reino Unido, se añaden este verano más turistas de fuera del espacio Schengen que pasan los controles de pasaportes, los del vuelo Nueva York-Palma que se inauguró la semana pasada. El SUP critica que no se cuenten con sistemas digitales que aligeren el trabajo de la Policía Nacional en el aeropuerto palmesano.

Las compañías aéreas, a través de la Asociación Líneas Aéreas (ALA), que aglutina al 85 % del tráfico aéreo en España, ya pidieron al ministerio del Interior, a finales de marzo, que reforzara la dotación policial en los controles fronterizos de pasajeros procedentes de fuera de la UE en aeropuertos como el de Son Sant Joan, para que no hubiera esperas. Ayer se sumó la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), de la que forma parte la Federación Hotelera de Mallorca. Piden fijarse en «los vecinos portugueses» que han establecido un paso rápido para los británicos.

Hay que recordar que esta temporada se barrunta ya como mínimo con cifras de la prepandemia. Entonces, de los 16,4 millones de turistas que llegaron a Baleares, casi 12 millones solo a Mallorca, más de 2,4 millones eran viajeros británicos. En la era posbrexit, y este es el primer verano como tal con el mercado del Reino Unido sin cortapisas para salir de vacaciones, ese flujo de pasajeros desembarca como ciudadanos de un tercer país. Esta es la razón por la que hasta Iberia se ha puesto de los nervios por la gestión de pasajeros en Barajas: el Estado español recibió a 18 millones de británicos en 2019 y a Madrid llegan gran afluencia de pasajeros de terceros países con conexiones de vuelos. La semana pasada, con un puente de cuatro días extraordinario en el Reino Unido, con motivo de la celebración de los setenta años de reinado de Isabel II, los aeropuertos españoles ya se han puesto a prueba. Y para el sector turístico al completo el suspenso es mayúsculo por las colas en los controles de pasaportes.

El Gobierno central salió el martes al paso anunciado que el ministerio de Fernando Grande-Marlaska reforzará con 500 policías los principales aeropuertos para evitar las largas colas. De ese reparto de efectivos a Son Sant Joan le corresponden 50 agentes. A Manuel Pavón, portavoz del SUP en Balears, no le cuadran las cifras. «No se nos ha notificado nada y dudo que todos vengan al aeropuerto de Palma», afirma. Incluso contando con ese incremento considera que no se superará el centenar de policías en el paso de fronteras del aeropuerto mallorquín. «Es más o menos la misma cifra que en 2019. Pero las condiciones —advierte— han cambiado. Ahora es una barbaridad el flujo de vuelos del Reino Unido. No damos abasto. Son una pasada las colas».

El representante sindical del SUP sostiene que a los pasajeros británicos «hay que sellarles manualmente los pasaportes. Si se digitalizara el sistema se tardaría menos». También asegura que «hay problemas con el control automático de fronteras, tarda más de lo normal». Se refiere al ABC System (por su sigla en inglés), que se instaló en España en 2010 y al aeropuerto de Palma llegó en 2015, control con el que se identifica al pasajero mediante una doble comprobación biométrica, de la imagen facial y dactilar.

«Desde mayo se flexibilizan fronteras en Palma", es decir, «no hay controles exhaustivos» de pasajeros británicos, aseguran desde el SUP Baleares

El director del aeropuerto, Tomás Melgar, celebra el refuerzo policial. Asegura que son pocas las ocasiones en las que se los pasajeros esperan más de media hora, cuando coinciden varios vuelos, lo que obedece a las programación de las aerolíneas y por «casualidad» provoca picos. El presidente de la Federación Balear de Transporte, Rafael Roig, se queja de esta situación. «Ayer (por el martes) los británicos tardaron en salir tres horas».

Con la suma de otros 600 pasajeros que vendrán cada semana de Nueva York, hasta septiembre que volará United a Palma, «se agravará el colapso», dice el líder sindical. «Desde mayo en Palma se flexibilizan fronteras, una situación que marca Bruselas de forma puntual ante imprevistos» que se traduce en que «no hay controles exhaustivos», cuando «se sabe los vuelos que van a llegar».

El archipiélago sigue sin resultar atractivo para los policías nacionales. «No quieren venir, por la carestía de la vida y los precios de la vivienda». Llegan «los nuevos obligados y en cuanto pueden se van». La situación en el aeropuerto de Eivissa es tan dramática que «por primera vez se piden refuerzos de Mallorca pagándose el billete de ida y vuelta diario».

El directivo de TUI Thomas Ellerbeck, este miércoles de visita en Mallorca, considera que esta situación se replica en otros aeropuertos por los dos años de caída del turismo por la pandemia y hay que dar tiempo a que se recomponga.