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El mito turístico de Mallorca proyectado en el cine

Una investigación repasa los hitos que han construido la imagen de la isla como destino de vacaciones a lo largo del siglo XX y documenta cómo ha cambiado el paisaje y el patrimonio

El Secreto de la Pedriza (1926).

Mallorca ha sido un gran plató que la ha promocionado como destino turístico desde los años 20, con documentales y películas que primero proyectaron el estereotipo de la isla de la calma y más tarde alimentaron el mito del paraíso de sol y playa para un público masivo que buscaba hoteles, hamacas y diversión. El cine como reclamo y promotor de tópicos, especialmente durante la explosión turística de los años 50 y 60, algunos de los cuales siguen vivos en la actualidad.

Magdalena Brotons, profesora del departamento de Ciencias históricas y Teoría de las Artes de la UIB, ha investigado cómo el cine ha contribuido a forjar el mito turístico de Mallorca. En la actualidad trabaja con la arquitecta y profesora del mismo departamento, María Sebastián, en un proyecto del Institut d’Estudis Baleàrics en el que recopilan las películas de ficción rodadas en la isla desde principios del siglo XX hasta el año 2000, documentando fotográficamente el antes y el después de algunas localizaciones para comprobar cómo se ha transformado el paisaje y el patrimonio que las cintas mostraban originalmente. Ambas son además miembros del grupo de investigación de Patrimonio audiovisual, mass-media e ilustración de la UIB.

Aunque no todas las películas analizadas se hicieron con una finalidad de propaganda turística, esta investigación permite recorrer algunos de los hitos que forjaron la imagen de Mallorca como el gran destino de vacaciones que sigue siendo hoy.

Magdalena Brotons. Jaume Bauzà. palma

El punto de partida está en Flor de Espino (1925) y en El Secreto de la Pedriza (1926). «La primera de ellas, dirigida por Jaime Ferrer, aunque no tenía un objetivo estrictamente publicitario. La hicieron personas de la burguesía y su propósito era recaudar fondos para caridad», explica Brotons.

«En cambio en El Secreto de la Pedriza ya hay una clara intencionalidad propagandística. Es una ficción a la que se añadieron trece minutos de escenas y paisajes panorámicos de la isla», valora esta experta.

María Sebastián. Jaume Bauzà. palma

«Exponer Mallorca»

Aquellos años el periodista Josep Maria Verger recibió una subvención para rodar Mallorca, un documental concebido para seducir a los visitantes extranjeros. «Teniendo en cuenta que el medio de propaganda más eficaz es hoy (...) el cinematográfico, a él quiero yo consagrar mi proyecto a favor de nuestra isla; proyecto que consiste en exponer lo que es Mallorca, en reproducirla, darla a conocer, en una palabra, en sus diferentes aspectos, principalmente en el monumental y artístico y en el panorámico, sin olvidar el musical y costumbrista», justificó Verger. Así lo recogió Magdalena Rubí en su tesis ‘La construcción de la imagen turística de Mallorca a través del cine’.

Fueron años de exportar la imagen de una isla idílica, paradisiaca y de playas vacías. Pero tras el lapso de la Guerra Civil y de los fatigosos años 40, llegó el desarrollismo. Un punto de inflexión documentado en un trabajo que publicaron conjuntamente los geógrafos Macià Blázquez e Iván Murray con la propia Brotons en 2017. «Desaparecieron las postales bucólicas de campesinos en su trabajo, las costumbres y las tradiciones (...). A partir de este momento, los lugares escogidos son las zonas transformadas por el turismo, paisajes que adquieren una nueva identidad con la construcción de enormes hoteles y locales comerciales», escribieron en Viaje de ida y vuelta al mito. La contribución del cine a la formación de la iconografía turística de Mallorca.

«En los 50 empieza una preocupación por la calidad de las películas. Se pensó que para hacer coproducciones y atraer capital se tenían que hacer mejores películas porque lo que se hacía hasta ese momento no se podía exportar. Así que promueven una política de coproducción», afirma Brotons.

'Bahía de Palma', titulada en México 'Besos de fuego'.

'Bahía de Palma', titulada en México 'Besos de fuego'.

Una de aquellas primeras corpoducciones rodadas en la isla fue Entre yo y la eternidad, de José Antonio Nieves Conde. «La prensa destacó el paisaje. Por ejemplo La Vanguardia publicó: ‘Sitúa el film en la maravillosa isla de Mallorca, cuyas bellezas tanto contribuyen a magnificar y animar la historia argumental’. Aunque también criticó que aparecieran ‘personajes tan poco mallorquines’ porque se les daba una imagen de tontos o provincianos», explica la profesora de la UIB.

Mallorca se pone de moda y en el imaginario popular se consolida como un lugar de postal ideal para las vacaciones. Las playas se llenan de hamacas y los hoteles crecen en altura. «En 1958 aparece Muchachas de Vacaciones, la primera película de Concha Velasco. En todo momento hay diálogos en las que las protagonistas manifiestan su ilusión por pasar unos días en la isla, con referencias a unas playas de ensueño y hoteles de lujo», valora Brotons.

Esta dinámica continúa un año después con Vacaciones en Mallorca, una coproducción italiana dirigida por Giorgio Bianchi y protagonizada por Alberto Sordi. Y no gustó a la censura, tal como refleja el informe rescatado por Brotons y Sebastián para su proyecto: «La falsa orgía de Mallorca, tratada en plan carnal, busca tergiversar toda clase de valores artísticos y menosprecia las bellezas arqueológicas típicas y naturales de la isla (...). Se abusa mucho del desnudo masculino como fin en sí mismo, en tanto que las mujeres que se presentan valen sexualmente poco».

Búsqueme a esa chica (1964).

Fervor por el bikini

El cambio de década no cambió el panorama. Todavía en plena dictadura, el cine mostraba una Mallorca de arenas blancas, próspera y feliz. Así lo constata Bahía de Palma (1963), que en México se tituló Mallorca. Besos de fuego. «La película se popularizó porque aparece Elke Sommer en bikini, una prenda que en aquella época estaba prohibida. De hecho, en el cartel promocional en España le pintaron un bañador, pero en el de México sí salió en bikini», relata Brotons.

De 1964 es Búsqueme a esa chica, con Marisol y el Dúo Dinámico. «Hay una lectura en clave capitalista, el ascenso social en los años 60: para triunfar ella tiene que dejar a su familia del pueblo y se tiene que convertir en una chica moderna pero sin perder sus raíces andaluzas. También es un caso paradigmático de esa intencionalidad de promoción turística al mostrar playas, hoteles, paseos marítimos y el Mediterráneo», cuenta esta historiadora del cine.

Anuncio de Estrella Damm rodado en Deià en 2012.

Aunque Mallorca sigue siendo plató de nuevas producciones, esa mirada turística va diluyéndose a partir de la década de los 70. Termina la etapa dorada del cinte turístico pero, tal como constatan Blàzquez, Murray y la propia Brotons, «se produce un viaje de ida y vuelta al estereotipo». De nuevo se pone en valor aquella Mallorca auténtica e íntima en la que se priorizan localizaciones de la Serra de Tramuntana.

Vacaciones en Mallorca (1959).

En este contexto, los autores destacan los anuncios publicitarios para televisión que han contribuido a la promoción turística de Balears. Los más famosos, los de Estrella Damm, que en 2009 inauguraron una serie de célebres spots «en los que jóvenes de vacaciones se divierten, nadan y se enamoran en un paisaje idílico, bebiendo cerveza». La vuelta al mito.

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