A pesar de que hubo un testigo que presenció el crimen, el acusado de asesinar a su mujer en un piso de Palma en julio del año 2020 no aclaró ayer las circunstancias del crimen. José Ignacio B.B., de 56 años de edad, se enfrenta a un delito de asesinato, por el que el fiscal Jaime Guasp le reclama 26 años de prisión. Los hechos ocurrieron en un piso de la barriada de Son Cotoner, en Palma, poco después del confinamiento. La víctima, una mujer sueca de 54 años, llamada Llillemar Christina Sundberg, murió al recibir una paliza y sufrir un traumatismo craneal.

Según la versión que sostiene la acusación, el individuo, que ya fue condenado por maltratar a la víctima, pasó la noche fuera de su casa. Vivía con su pareja en casa de un amigo al que conoció en el Projecte Home. Al abrir la puerta, la mujer estaba sentada en el comedor. No estaba sola. Le recriminó a su pareja que la noche antes le hubiera cogido su teléfono móvil y se apoderara de 50 euros. Mientras que la acusación sostiene que el hombre reaccionó golpeando a la mujer, provocando que se cayera de la silla, José Ignacio B.B. contó ayer una versión distinta. Afirmó ante el jurado, y solo a preguntas de su abogado, que fue ella quien quiso golpearle con la silla. A continuación la mujer se dirigió a la cocina y él fue detrás de ella. Aseguró que «cogió un cuchillo y me dije que, o me iba de allí, o me iba a pinchar». Ante esta amenaza, según su versión, tuvo que defenderse. «Puede que le diera una patada», pero no llegó a confesar, ni tampoco aclarar, de qué forma la mujer sufrió la fractura craneal que le provocó la muerte, ocho días después de la agresión. 

La versión del acusado fue rebatida por el testigo principal. Es el dueño del piso, que explicó que el día anterior a los hechos el acusado ya había golpeado a la víctima y que él la intentó convencer para que fuera a denunciarle. Si bien explicó que fue él quien le propuso a la pareja para que se instalara en su piso, también señaló que había decidido expulsar al acusado porque le había estado robando «unas gafas de sol, objetos de plata y unos sellos que pertenecían a mi madre». Explicó el testigo que el motivo de la inicial discusión de la pareja fue porque él la noche anterior se apoderara del teléfono móvil y ella le recriminó que se drogara. Negó que la víctima alzara una silla para golpear al acusado, sino que el varón le propinó un puñetazo a la mujer, provocando que se cayera al suelo. Después le siguió golpeando. 

El testigo también descartó que la mujer hubiera agarrado un cuchillo para amenazar a su marido. Explicó que el primero que fue hacia la cocina fue el acusado y su mujer le siguió. Allí, según este testigo, el hombre le propinó un puñetazo en la cara a su esposa, que salió «despedida unos dos metros», quedando en el suelo. También vio esta persona como el hombre le pisoteaba la cabeza, antes de salir de la cocina y de abandonar por un instante el piso. El testigo clave también escuchó a la mujer que pedía, casi agónica, a su marido que avisara a la ambulancia porque no deseaba morir en el suelo de la cocina. Sin embargo, sus palabras fueron en vano, dado que el acusado, además de pisotearle de nuevo la cabeza de la mujer, manifestó su deseo de que se muriera, según escuchó el testigo. 

El juicio seguirá esta mañana con la declaración de los policías, que detuvieron al acusado en la misma vivienda donde ocurrió la agresión. También declararán los médicos forenses, que confirmaron que la víctima falleció de un traumatismo craneal.

«Era buena persona, pero bebía»

No parece que el acusado guarde muy buen recuerdo de la mujer con la que contrajo matrimonio. «No me gusta hablar mal de nadie, ella era buena persona, pero bebía mucho», detalló a preguntas de su abogado. El hombre, que llevaba una mascarilla con un escudo del F.C.Barcelona, no quiso enfrentarse a las preguntas de la acusación, aunque parece que aclarará muchos aspectos del crimen, que no contó ayer, en el turno de última palabra.

Se da la circunstancia que la mujer había denunciado varias veces al acusado por malos tratos, pero continuaba conviviendo con él.

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