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Los otros refugiados en Mallorca: «Salí de la prostitución, acabo de conseguir un buen trabajo y he traído a mi madre de Nigeria»

Una refugiada nigeriana narra la huida de su país y cómo una mujer la engañó cuando llegó a la isla

El centro de acogida de refugiados de Son Rapinya. B.RAMON

Esther no se llama Esther. Oculta su nombre porque ha tenido vivencias terribles en el pasado y no desea ser identificada. Tiene 27 años y está viviendo una segunda oportunidad. Ahora ya trabaja como ayudante de camarera en un hotel de Palma. Asegura que Nigeria es un país ultraviolento. «Hay manifestaciones de los jóvenes contra el dictador y los militares matan a la gente», asegura. «En mi país han asesinado a mi padre y a mi hermano. Mi madre no está bien, está enferma y ha venido hasta Mallorca para estar conmigo», explica.

Esther abandonó Nigeria en 2019 con un visado legal. Primero recaló en Italia y después ya vino a España. En Mallorca conoció a una mujer que la engañó, que le dijo que le ayudaría con un trabajo y acabó captándola para una red de prostitución. «Lo pasé muy mal, no tenía nada para comer, para pagar un piso y ella me dijo que me iba apoyar», relata Esther con lágrimas en los ojos. Apenas puede contar lo que fueron aquellos meses. Sólo quiere borrarlo de su cabeza. Aún no ha podido. «Un día yo estaba enferma y un policía me ayudó. Y después me fui a pedir ayuda a Cáritas para salir de todo aquello porque estaba mal de salud y me hablaron de este programa de la Cruz Roja», cuenta. «Yo estoy aquí para tener una buena vida», confiesa. Esther ha estado haciendo prácticas en un establecimiento turístico y ha terminado encontrando trabajo en un hotel de Ciutat. Es una chica muy responsable. «Ahora quiero buscar un sitio para vivir con mi madre y poder traer a mi hermano mayor cuando tenga dinero ahorrado», explica esperanzada. 

El centro de refugiados de Son Rapinya empezó a funcionar en 2018 con 25 plazas. Ahora se han ampliado a 31 con perspectiva a los desplazados de Ucrania. El programa tiene como objetivo la integración y autonomía de los usuarios. Por ello, está dotado de diversos servicios: apoyo psicológico, un departamento de aprendizaje del idioma, un servicio de asesoría jurídica, el servicio de acogida temporal y traducción e interpretación. Han de cursar distintos talleres y pasar por el servicio de empleo. El programa tiene una duración de 18 meses que puede llegar a ser de 24 en casos de vulnerabilidad excepcional. 

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