Palma volvió este martes a recuperar el turismo de crucero, que se tradujo en la presencia de miles de turistas, de distinta nacionalidad, que decidieron aprovechar el poco tiempo que tenían para visitar las principales calles de la ciudad. Esta presencia masiva de personas paseando por la ciudad se produjo por la presencia en el puerto de cinco cruceros, que atracaron el mismo día. A bordo viajaban más de 6.300 personas, sin contar los tripulantes, que aprovecharon la escala para visitar la ciudad, sobre todo los lugares más emblemáticos, como por ejemplo la Seu, donde se concentró una larga cola para poder contemplar el principal templo religioso de la isla. Este primer día de turismo de cruceros coincidió con la llegada, por primera vez al puerto de Palma, del buque de pasajeros más grande del mundo. El Wonder of the Seas tiene capacidad para transportar a más de cinco mil personas. 

La ciudad amaneció ayer con mal tiempo e incluso por la mañana cayeron algunas gotas. Esta situación meteorológica adversa también favoreció que muchos pasajeros de los cruceros prefirieran pasear por la ciudad, con el colapso peatonal que ello supuso, en lugar de desplazarse a otros rincones de la isla. 

La mayoría de turistas prefirió visitar en grupo la ciudad, siguiendo el recorrido que les marcaba el guía. Otros, en cambio, optaron por visitar la zona por su cuenta, sin seguir un plan determinado. Estos últimos eran los que más entraban en las tiendas o consumían en los distintos establecimientos, sobre todo en el recorrido entre la Seu y la plaza de España.

Por la calle se podían escuchar conversaciones en múltiples idiomas, por la procedencia diversa de los visitantes. Los comerciantes de la ciudad fueron los más agradecidos por la presencia de tantos cruceristas, porque han tenido que esperar casi dos años, como consecuencia de la pandemia, para volver a ver las calles repletas de visitantes, que se supone que disfrutan de una buena capacidad económica y están dispuestos a gastar el dinero. Pero tanta gente en un mismo espacio no repercutió de la misma manera en todos los comercios. Mientras que las tiendas de recuerdos o de ropa apenas aumentaron sus ventas, no pasó lo mismo con los bares o las cafeterías, sobre todo las que disponían de terraza, que ayer lograron una de las mejores recaudaciones del año. «Hay más gente por la calle, pero en las tiendas apenas entra nadie. La mayoría de ellos va siguiendo a un guía, que es el que les indica en qué comercios tienen que entrar para comprar», señalaba una de las comerciantes. 

Megacruceros

La llegada masiva de tantos turistas, con el colapso peatonal y las dificultades para circular que provoca su presencia, también fue objeto de críticas. Así, la plataforma contra los megacruceros se mostró muy crítica con la situación vivida ayer y sobre todo cuestionó que se permita que cinco barcos atraquen en un mismo día en el puerto de Palma, por el enorme nivel de contaminación que producen los motores de estos buques. Esta plataforma defiende que se limite el atraque de estos barcos, porque son más los perjuicios que ocasionan, que los beneficios económicos que dejan los turistas. «La ciudad no soporta más, pero justo cuando empieza la temporada vemos que los acuerdos se incumplen sistemáticamente y que este modelo no entiende de límites».

La reactivación de la actividad de los cruceros también encendió las primeras polémicas laborales. Así, el Comité de Empresa de la Autoritat Portuària de Balears denunció ayer la «gravísima situación» que se padece. Denuncia que los medios con los que cuentan los trabajadores son insuficientes para gestionar el volumen de trabajo que representa la llegada de tantos buques de pasajeros.