La reactivación turística trajo pareja el año pasado los alborotos en los aviones, que se habían reducido en 2020, con el desplome del tráfico aéreo a raíz de la pandemia. Son Sant Joan ha vuelto a subir peldaños en el ranking de los aeropuertos más conflictivos, es el tercero que acumula más denuncias, con 65 el año pasado, cuando alcanzó la mitad del volumen de pasajeros precrisis, 14,5 millones. Los alemanes y británicos fueron los más incívicos en el aire. En el conjunto estatal se contabilizaron 569 infracciones en 2021, según datos de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Aesa). A los alborotadores, exaltados por exceso de alcohol, se suman los que fuman dentro del avión o reniegan de la mascarilla.
Con las vacaciones de Semana Santa regresa el elevado tráfico al aeropuerto mallorquín, y crecen las posibilidades de que empiecen a replicarse las escenas de viajeros —muchos borrachos— que montan escándalos o desobedecen las indicaciones de las tripulaciones, poniendo en peligro al resto del pasaje. No obstante, los disturbios de altos vuelos, que pueden acarrear multas de hasta 5.000 euros, según la Ley de Seguridad Aérea, cuando pisan fuerte es cada verano.
Al aeropuerto de Palma solo le supera en número de denuncias el Adolfo Suárez Madrid-Barajas, con 78, y el de Málaga-Costa del Sol, que suma 77. En 2021 el organismo del ministerio de Transportes, Movilidad y Agencia Urbana contabilizó 569 denuncias en los aeródromos españoles. Los tres baleares se acercaron al centenar.
Antes de la crisis covid, en 2019, cuando España y Balears rompían récords, Aena superó 275 millones de pasajeros, casi 30 millones en Son Sant Joan. Aesa registró más de un millar de denuncias, 174 en el aeropuerto de Palma, el segundo más conflictivo a nivel nacional. Un año después, en 2020, con los confinamientos, cierre de fronteras y restricciones a la movilidad, el tráfico cayó hasta 76 millones de viajeros, 6 millones en Son Sant Joan. Consecuentemente, cayeron las denuncias a pasajeros disruptivos: 373 en toda la red aeroportuaria y apenas 27 en Mallorca. Fue una temporada en la que el turismo británico casi ni se dejó notar, cuestión no baladí porque los viajeros del Reino Unido despuntan cada año en el podio de los más conflictivos, sobre todo en los aeropuertos del Mediterráneo.
En 2021, todavía lejos de volver a los récords de pasajeros, en otro ejercicio marcado por las restricciones a la movilidad y la desincentivación a los viajes turísticos, los aeropuertos de Aena registraron 120 millones de viajeros, 14,5 millones en el de Palma. Con menos de la mitad del tráfico prepandemia otra vez reaparecen in crescendo las denuncias a pasajeros, 569 a nivel estatal, 65 solo en Son Sant Joan —10 pasajeros fueron desembarcados—, más 22 en el aeropuerto de Ibiza y 4 en el de Menorca; suman 91 las infracciones en Balears.
Por nacionalidades incrementan las denuncias. Como recuerda Aesa un mismo incidente se puede saldar con varias infracciones por el número de implicados. Así, en el aeropuerto mallorquín se contabilizan 75 denuncias. Los más conflictivos fueron los pasajeros alemanes, el principal país emisor a la isla, con 19 denuncias, seguidos por los británicos (12, en una temporada con poca presencia de este mercado en la isla) y polacos y españoles (igualados con 8 infracciones). Les siguen los neerlandeses (6), y los noruegos e italianos (4), entre otros.
En Eivissa fueron 26 los pasajeros denunciados, la mayoría españoles (13) y británicos (6). Y en Menorca los infractores fueron 5 españoles y un colombiano.
En el cómputo global, que incluye 18 aeropuertos, lideran las denuncias pasajeros españoles (116), británicos (80), italianos (48), franceses (47), polacos (45) y alemanes (40).
Con la recuperación del tráfico esta temporada previsiblemente la conflictividad se volverá a disparar. En Estados Unidos se están alcanzando cotas tan elevadas que Delta Airlines ha llegado a pedir al Gobierno Biden que se cree una lista nacional que prohíba volver a volar en aviones comerciales.
