Cati Cladera se felicita de la detención de 37 abusadores sexuales, olvidando que implica la existencia de más de medio centenar de menores que fueron abusadas sexualmente cuando en teoría estaban bajo la tutela del Consell que preside. Por no hablar de los casos que no fueron detectados, menuda labor de vigilancia.
Descargar la culpa sobre las menores por su «edad complicada» supone un gesto muy difícil de calificar sin caer en la injuria, aunque siempre es interesante saber que Cladera coincide con el obispo canario que declaró que los adolescentes abusados «lo desean y si te descuidas, lo provocan».
Como mínimo, ser una menor tutelada por el Consell es un factor de riesgo para sufrir abusos sexuales. Cladera ha falsificado su discurso a la altura de Armengol, que piensa que Bruselas ha venido a premiar al Govern. Sin ánimo de alterar el autohomenaje ininterrumpido del PSOE, cuando vas a actuar como si tus votantes fueran unos mentecatos, conviene que te cerciores antes de que lo son.
Las menores abusadas bajo tutela de Cladera son un escándalo suficiente para derribar un Govern, si hubiera una oposición digna de tal nombre y que no se limitara a chapotear en el vertedero de Twitter. Cuando los gobernantes reniegan de la esencial tarea higiénica de desembarazarse de la parte más tóxica de sus altos cargos, los votantes se encargan de expulsar a la totalidad, a los nocivos y a quienes garantizaron su continuidad.