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ENTREVISTA

«No he dado la vuelta al mundo solo, he navegado conmigo»

David Ruiz (Barcelona, 1960) es un diseñador industrial con trayectoria premiada en el diseño gráfico para su estudio Ruizcompany, que pasados los cincuenta emprendió una carrera de navegante para culminar cinco travesías del Atlántico, tres de ellas en solitario, y una vuelta al mundo. Lo cuenta en ‘Irse’.

David Ruiz DM

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿La soledad es la mejor compañera?».

No la he sentido nunca en medio del océano, porque no he dado la vuelta al mundo solo, he navegado conmigo. Es una gran compañía, para bien y para mal.

Además, usted se ríe solo.

Siempre me he reído de mí mismo. Me desdoblo y uno de los dos le da caña al otro, que las pasa canutas o se encebolla el cuerpo contra los mosquitos.

¿No nos atrevemos a diseñar nuestra vida por miedo?Totalmente. En primer lugar ni se nos pasa por la cabeza que se pueda, y en segundo lugar interviene el miedo a perder el status o a enfrentarnos a cosas que no sabemos cómo acabarán. Así que elegimos las rutas aburridas.¿Usted es más valiente?

Me cuestiono más las cosas. Hago muchas listas, examino lo que puede salir mal. Una vez analizado todo, ya solo depende de que digas «me atrevo» o de que te conformes. En ese atrevimiento están las expectativas y la emoción.

¿Usted entiende a Colón mejor que nadie?

Claro, y soy un gran admirador de navegantes como Magallanes, con mucho más mérito que lo mío porque no tenían parte meteorológico. Si yo me meto en un huracán, es porque soy gilipollas.

¿El mar se muere?

Sin duda, y es una gran desgracia. Con el agravante de que lo que vemos en la superficie supone una mínima parte de lo que hay en el fondo. Ojalá me equivoque, pero de esta no salimos.

¿Cuándo se dijo usted que de esta no algo?

Lo dije en un solo momento. En el estrecho de Torres al norte de Australia, cometí un gran error por el cansancio acumulado, y estuve a punto de estrellarme contra las rocas. En ese momento me pasó por la cabeza que no salía, pero no me rendí. Fue la única vez, lo otro es una maravilla, más previsible y tranquilo.

¿Por qué la crisis es a los 50, y no a los 49 o los 51?

Jajaja. Empezó siendo la crisis de los cuarenta, ahora de los cincuenta y se irá retrasando. Corresponde a ese instante en que el camino se hace de bajada tras la subida. Te afecta psicológicamente porque ves el final.

Su primera travesía fue un Barcelona-Mallorca.

Sí, y me daba mucho miedo porque solo había hecho navegación costera. Siendo adolescente, mi padre me regaló libros de navegantes solitarios, todo ello afloró a partir de los cuarenta años.

El legendario Thor Heyerdahl.Mi velero se llama Thor en honor del navegante de la Kon-Tiki. ¿El Mediterráneo es más traicionero que el Atlántico?

Mucho más. Los océanos son nobles dentro de todo, con vientos más predecibles.

¿Los oligarcas disfrutan del mar?

Al mar no se va a instalarse en un apartamento con aire acondicionado. Los oligarcas solo disfrutan de que su yate sea más grande que el vecino, y siempre hay alguien que lo tiene más grande. Son metáforas para demostrar su poderío y sus carencias, como los misiles de Kim Jong-un.

¿Nos bastaría con menos?

Por supuesto, eso ya es de primero de EGB, está más que demostrado. No hacemos más que complicarnos la vida, durante una travesía lo ves clarísimo. Nos lo hemos montado muy mal.

¿El mar es su amigo?

Se ha portado muy bien conmigo, pero no me atrevería a llamarlo amigo. Tengo muy claro que soy un intruso que se la juega en territorio hostil. Dada mi insignificancia, si salgo con bien es porque el mar me ha dejado pasar. Eso sí, allí noto la libertad absoluta.

¿Esa revolución es posible sin salir de la habitación?

Claro, no hace falta dar la vuelta al mundo. Se puede hacer en casa teniendo claro que no se debe mirar afuera, sino adentro. Hay que trabajar más el interior, porque el exterior depende de él y no al revés.

Vuelve usted a diseñar, que también puede ser enriquecedor.

Es una maravilla, llevaba 25 años cuando cerré mi estudio porque no quería llegar a cierta edad y darme cuenta de que en la vida todo había sido diseño. Mi profesión fue un hándicap, porque yo estaba bien en ella y me gustaba. El mar no ha sido una huida.

¿El planeta no da para más?

Es muy curioso, zarpas hacia el oeste y llegas al mismo sitio, no puedes seguir. Te marchas hacia el horizonte y llegas a casa.

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