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La 'gent gran' de Mallorca contra las barreras tecnológicas: "Somos mayores, pero no tontos"

El Ayuntamiento de Manacor tiene lista de espera para los cursos de teléfono móvil gratuitos dirigidos a las personas de edad, las más vulnerables en la telesociedad. Mientras aprenden las herramientas digitales, siguen reivindicando su derecho a ser atendidos presencialmente

Los mayores superan las barreras tecnológicas

Los mayores superan las barreras tecnológicas Bernardo Arzayus

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Los mayores superan las barreras tecnológicas M. Elena Vallés

«Estoy preparada para otras cosas, he estudiado, pero esto no lo entiendo, ni el lenguaje». Una de las alumnas del curso de teléfono móvil para gent gran de Manacor está bloqueada frente a la pantalla de su smartphone mientras la profesora explica lo que es la nube. «Hoy en día para vivir, para hacer cualquier cosa, has de saber utilizar el móvil», afirma con resignación Francisca Galmés, compañera de curso. La sensación general entre los mayores consultados por este periódico es que el mundo digital avanza a tal velocidad que es muy difícil subirse a ese tren que también critican porque les deja en la cuneta. «No les importamos a los bancos nosotros, no manejamos grandes cantidades de dinero, les damos igual. Y así nos tienen, que nos restringen horarios, nos hacen pedir cita, nos hacen enfrentarnos a un cajero o que nos veamos obligados a ir acompañados para realizar gestiones bancarias como si fuéramos niños pequeños», lamenta Catalina Febrer, quien también acude a estas sesiones que imparte en Manacor la formadora Magdalena Gomila. Ir al cajero se ha convertido en algo angustioso para muchos mayores, que se sienten infantilizados y cuya autonomía y autoestima quedan dañadas por el diseño de ciertos avances que en lugar de incluirles les expulsa. La brecha digital afecta a uno de cada tres ciudadanos en España. Y se ha convertido en un nuevo factor de exclusión social según el último informe de Cáritas y Foessa. 

Alumnas, alumno y profesora de los cursos de teléfono móvil para 'gent gran' de Manacor. Bernardo Arzayus

La economista Lucía Velasco, autora de Te va a sustituir un algoritmo, asegura en su libro que se estima que la pandemia ha acelerado entre 5 y 8 años los cambios tecnológicos relacionados con la digitalización. «Se han notado mucho», conviene la profesora de Mallorca. «Después del primer año de pandemia, notamos un importante auge en la demanda de estos cursos de móvil. Muchas personas mayores se encontraron muy aisladas y se les creó la necesidad de contactar con sus seres queridos a través de videollamadas para ver a sus nietos sobre todo», relata Gomila. «Y después también lo hemos visto con toda la autogestión de la pandemia, por ejemplo, para sacarse el certificado covid. Yo les he ayudado a todos mis alumnos a bajárselo, en una semana recuerdo que llegué a hacer unos 120», apunta la formadora, que lleva desde octubre de 2019 impartiendo estas clases impulsadas por el Ayuntamiento de Manacor y que se dan en la Institució Antoni M. Alcover. «Antes de la pandemia, les pude explicar cómo funcionaba el WhatsApp y en el confinamiento pudieron comprobar la utilidad de todo lo que explicamos en clase», señala. «Yo también les enviaba al grupo de WhatsApp noticias con los cambios sobre el tema de las mascarillas, por ejemplo, y así íbamos manteniendo un poco el contacto porque los mayores han estado muy solos. Les llegué hasta enviar capturas de pantalla sobre cómo hacer una videollamada con su familia», comenta la formadora. Durante la covid, también les enseñó a pedir cita con el médico, «pensé que era una herramienta útil porque en los momentos más complicados de la covid en los centros de salud o en la Central Covid no cogían el teléfono, pero lo cierto es que ellos siguen prefiriendo ir al mismo centro a pedir la cita, valoran mucho un buen trato cercano», comenta.

Así lo cree también Celia García, que sí usó mucho las videollamadas durante el confinamiento, pero a día de hoy todavía prefiere ir al centro de salud o llamar. «Lo que no me gusta nada es cuando te enchufan el robot y has de hablar con una máquina, es terrible», asegura.

«A las personas mayores nos han de respetar mucho y ahora no es así, los jóvenes tenéis que pensar que trabajamos mucho ayudando a la familia, somos los que cuidamos a los nietos», sostiene Sebastià Gelabert, de 80 años. En el curso de las 17.15 horas es prácticamente el único que maneja la aplicación del banco, «pero la uso sólo para mirar el saldo, si me han cargado algo o he cobrado la pensión», cuenta. «No me atrevo a hacer ingresos ni transferencias», apunta. «Prefiero ir al banco para esas cuestiones», dice. «Eso no significa que seamos tontos. Sí somos mayores, pero para nada tontos», sostiene Gelabert. El resto de la clase tampoco apuesta por la banca digital. «No es que no me fíe de la máquina, es que no me fío de mí, si toco alguna tecla que no toca, algún número que esté mal. A veces toco el móvil y mis nietos me dicen que lo desbarato», relata Celia frente a la clase. 

Esta sensación de abandono, de lenguaje desconocido, de herramientas kafkianas para los mayores se debe en gran parte, según la economista Lucía Velasco, a que la digitalización se hace sin tener en cuenta en gran parte a los usuarios ni tampoco sus circunstancias. En su libro también advierte que es fundamental gobernar la digitalización para que no responda a los intereses de unas pocas empresas que ahora dominan el mercado y que, en muchos casos, condicionan nuestros hábitos tecnológico. «Lo importante es que prevalezcan las personas sobre las máquinas». 

Una alumna haciendo probaturas con su móvil. Bernardo Arazayus.

No saber usar las herramientas o no comprender el lenguaje digital hacen mella también en la autoestima de las personas mayores, que acaban dependiendo de sus familiares más jóvenes para hacer ciertos trámites. «A mí es mi hija quien me pide la cita al médico», confiesa Catalina Santandreu.

En lo que hay unanimidad en estas clases de móvil para gent gran es que no utilizan internet para adquirir productos. Ni Amazon, ni Glovo, ni las webs de tiendas tradicionales. Las compras las realizan físicamente. «Tampoco se hacen suscripciones para plataformas como Netflix, lo que sí les he enseñado porque me lo han pedido es poder mirar en televisión a la carta programas que ya se han emitido, como las telenovelas, y no han podido ver porque o estaban aquí en clase o en otra actividad», comenta Gomila. 

Muchos de sus alumnos ya tienen Facebook, «es la única red que emplean un poco, la que ya está abandonando la juventud, ahora en Instagram o Tik Tok, es la que ellos están descubriendo en estos momentos», sostiene. Dolores Martínez confiesa que la emplea para dar a conocer sus pinturas y contactar con otras personas. 

Un móvil a pleno rendimiento. Bernardo Arzayus.

Ni hablar de ‘bizum’

En estos cursos de alfabetización con los móviles de nueva generación se les enseña a manejar el WhatsApp, el correo electrónico, grabar un contacto, guardar y almacenar fotos y documentos, a hacer copias de seguridad, «porque muchos de ellos o pierden el móvil o se les rompe», a conectarse al wifi, las aplicaciones de música o radio, redes sociales (Facebook), la de IB-Salut para sacarse el certificado covid o pedir cita médica. «No entramos a trabajar con las aplicaciones de los bancos porque hay datos personales delicados», por lo que en clase todavía no se habla de hacer envíos exprés por Bizum. En cuanto a descargar aplicaciones, prefieren las que son gratis. «Sus nietos a veces se bajan con sus móviles juegos que son de pago y luego ven los cargos en sus bancos», comenta Gomila. «Es una cuestión de miedo y cautela cuando hablamos de dinero», indica la profesora.

Parte de las clases de Gomila se dedican siempre a ayudar a los alumnos que hayan podido tener algún problema con su teléfono o dudas para su día a día. 

En estos momentos, en Manacor hay lista de espera para estos cursos de móvil tan útiles para las personas mayores, «unas clases que deberían darse en todas las poblaciones de Mallorca y no sólo en los Ayuntamientos más grandes», considera la formadora. 

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