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Búsqueda de empleo en Mallorca: cuando rendirse no es una opción

La hostelería es el principal caladero, pero la covid trajo más trabajos en la logística y la limpieza. Ahora se buscan oportunidades en la economía verde y las nuevas tecnologías

Raquel Carmona revisa unas placas solares junto a Antonio, su compañero en Estel, donde ya lleva un año trabajando. | M.F.

Estos días un jubilado de Valencia se ha hecho famoso por reclamar a los bancos una mejor atención. Su grito de guerra: ‘Soy mayor, no idiota’. Si los usuarios del programa de Empleo de Creu Roja lanzaran una consigna al mercado laboral ésta podría ser ‘soy mayor, no inútil’. O ‘soy joven, pero estoy preparado’. O ‘soy de fuera, pero soy de fiar’.

El grito que Raquel Carmona lanzó al mercado laboral hace cuatro años fue ‘soy mujer y puedo hacer este trabajo’. A los jóvenes se les dice ‘no dejéis de estudiar, formaos y tendréis mejores trabajos’. Y esta granadina cumplió y se apuntó a un ciclo de Formación Profesional de Instalaciones Eléctricas y Automáticas. Su padre la apoyó, su madre no lo veía claro y su entorno le decía: «No estudies esto, siendo chica no te va a contratar nadie».

Pero ella siguió para adelante y se tituló. Vino a Mallorca de vacaciones y vio que había más oportunidades así que se instaló aquí. Empezó a llamar a las puertas de las compañías del sector, formada y preparada, pero nadie quiso contratarla.

Para subsistir Raquel se fue a la salida laboral más obvia de la isla: la hostelería. Los años fueron pasando. Su título de FP se quedó en un cajón. Desistió de dedicarse a lo suyo, pero tampoco quiso quedarse con los salarios y duras condiciones que encontró trabajando como camarera y como auxiliar de cocina. Acudió a Creu Roja buscando una reorientación profesional. Iba a hacer un curso para trabajar de teleoperadora: «Yo ya lo daba por todo por perdido». Pero Patricia, su orientadora, vio en ella un potencial que no podía ser desperdiciado. Tras 20 años de servicio, 15.000 personas atendidas y más de 3.200 contratos firmados, en el programa de Empleo de Creu Roja saben que rendirse no es una opción.

Raquel Carmona se siente representada cuando se le dice que es «un milagro laboral». | M.F.

«Raquel creía que no encontraba trabajo por su falta de experiencia, pero era por un prejuicio por ser mujer», explica Eva Delgado, técnica de Cooperación Empresarial de la organización: «Trabajamos para que las empresas valoren a los candidatos por su talento, su motivación, su interés, su trayectoria... no por si son mujeres, personas mayores de 45 años o migrantes».

Estel Ingeniería y Obras es una de las empresas colaboradoras de la entidad social y está en sintonía con esta manera de pensar. Y por eso cuando llamaron a su puerta con el currículum de Raquel, la entrevistaron, les gustó y la contrataron. Y allí lleva ya un año trabajando. Ahora, cuenta, están reformando unos pisos de lujo en Andratx ¿Se considera un milagro laboral? «Sí», dice riendo.

El de Raquel no es el perfil más complicado con el que se han encontrado los orientadores, que trabajan también con personas sin hogar o toxicómanos rehabilitados, por citar dos situaciones difíciles (pero no imposibles). Francisco Alcázar, responsable del área de Empleo, recuerda el caso de una mujer gitana procedente del este de Europa que vivía en un asentamiento chabolista y se dedicaba a vender chatarra. Estaba en una situación de extrema vulnerabilidad, pero gracias al programa (y a su implicación) encontró trabajo en una lavandería y empezó un cambio de vida.

Maite Viana necesita un trabajo «para cotizar y poder jubilarse». M.F.

Las personas mayores de 45 años tienen también dificultades para colocarse, aunque Alcázar cree que en los últimos seis o siete años esto está cambiando. Desde 2009, cuando llegó a este puesto, este psicólogo ha visto muchos cambios y dos crisis. La última, la de la pandemia, les ha traído mucha gente «desesperada» buscando trabajar «de lo que sea». La crisis sociosanitaria ha empujado a Creu Roja a abrir el espectro de sectores empresariales e ir más allá de la hostelería, su principal caladero: «En 2020, por la covid, trabajamos mucho con el sector de la logística, los supermercados y la limpieza; ahora nos vamos abriendo al empleo verde, energías renovables, nuevas tecnologías...».

El camino al trabajo muchas veces pasa por una formación. Esta semana la organización humanitaria ha valorado a una veintena de interesados en acceder a un curso de limpieza que incluye unas prácticas en una empresa que pueden convertirse en un contrato.

Esther Parra quiere un empleo para salir del albergue y «armar su vida». M.F.

Esther Parra tiene 56 años y es una de las personas que ha participado en esta selección. Empujada por la mala situación del país, Esther salió de Venezuela hace medio año, cuando fallecieron sus padres. Emigró a Europa, como habían hecho años antes sus cuatro hijos, a los que crió y sacó adelante sola, limpiando colegios por las mañanas y viviendas por las tardes. Ahora vive, de momento, en un albergue: «Siempre he hecho mi camino y he sido muy independiente, no quiero entorpecer a mis hijos; ahora necesito un trabajo para rearmar mi vida y mantenerme». Por eso acudió a Creu Roja. ¿Cree que la cogerán para el curso y las prácticas? «Tengo mucha esperanza».

Imagen del proceso selectivo de Creu Roja para acceder a una formación y unas prácticas. | M.F.

Maite Viana también quiere una plaza. Tiene 52 años. Ha trabajado casi de todo: «De cajera, de dependienta, de secretaria...». Dejó su último empleo, de teleoperadora, porque vio que en realidad era para enredar y sacar el dinero a personas confiadas. Su anterior trabajo, cuidando a una persona mayor, fue sin contrato. «Necesito trabajar para acabar de cotizar y poder jubilarme», narra, «es la primera vez que me veo en necesidad».

Como Esther, tiene esperanza: «El ‘no’ ya lo tenemos, ahora vamos a por el ‘sí’», dice Maite al salir del proceso de selección. Además de cuaderno y bolígrafo, lleva consigo una novela sobre los músicos del Titanic, que no dejaron de tocar mientras se hundía el buque. Pero esa no su historia. Su historia, asegura Maite, es la del ave fénix, que resurge de sus cenizas. Rendirse no es una opción.

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