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LLETRA MENUDA

Vivir a la intemperie de la gestión pública

Desahuciado por el desinterés del Govern, flagelado por el mercado y acorralado por la escasez, el techo protector se eleva cada día más. Estando en las nubes, pierde su función natural de cobijo humano. Atravesar el umbral de la casa, lejos de permanecer como un derecho básico protegido, se queda como privilegio para compradores adinerados, preferentemente extranjeros, y propietarios prevenidos que han conseguido salvar los muebles.

Es el mercado, amigos, vino a decir la presidenta Armengol ayer cuando se le interpeló en sede parlamentaria sobre la problemática –la carestía– de la vivienda en Balears con dificultades agravadas a base de carácter propio en cada isla. El Govern desahucia de sus funciones y competencias la obligación constitucional de asegurar el techo imprescindible. Lo peor es que transfiere tales responsabilidades a un mercado voraz, sin papeles en regla pero con billetes en la cartera, que solo sabe de lujo y clientela extranjera.

El mismo Ejecutivo autonómico capaz de plantar cara a la pandemia y a los antivacunas con medidas drásticas es insensible para mover un ladrillo que propicie el acceso a la vivienda elemental. Es una demanda que le llega a diario por todas las vías posibles. Ni caso. En estas condiciones, vivir en Mallorca es quedarse en el porche de la supervivencia sin poder adentrarse en el cálido hogar deformado en privilegio.

Se consolida la inquietud ciudadana ante la precariedad habitacional. Quedémonos en lo más inmediato. Una familia desahuciada ocupa la conselleria de Vivienda. En Portocolom surge inquietud ante una nueva urbanización residencial en detrimento del carácter y población local. Las principales contestaciones al nuevo Plan General de Palma se centran en la presión de la vivienda de lujo en los barrios, caso de Son Sardina. En los pueblos, las viejos casales por rehabilitar se dirigen de forma muy preferente a un mercado extranjero adinerado.

Por si quedara alguna duda, el INE certifica una reapertura de ventas que se circunscrita a un mercado de segunda mano, el único accesible para la clase media. En 2021 se compraron 11.696 casas usadas frente a 2.450 nuevas.

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