Un emocionado Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca, relataba durante la homilía de despedida del obispo Toni Vadell que cuando le diagnosticaron su enfermedad «se conmovió, pero en ningún momento vivió un instante de tristeza». El diácono de Barcelona Ramon Ollé, una de las personas que estuvo junto a Vadell en sus últimos momentos de vida, añadía que «su sufrimiento y sacrificio fue un ejemplo». Taltavull, nada más comenzar su sermón, reveló que el Papa Francisco llamó personalmente a la familia de Vadell.

Estos fueron algunos de los momentos más emotivos que se pudieron vivir ayer en la Catedral de Mallorca durante el funeral por el alma del obispo Toni Vadell (Llucmajor, 1972), fallecido el pasado sábado en Barcelona después de 10 meses de padecer un cáncer de páncreas y con tan solo 49 años.

La Seu de Mallorca se abarrotó de gente para darle su último adiós. Más de 1.200 personas, muchas de ellas llegadas de su pueblo natal de Llucmajor y también de Inca, donde ejerció su ministerio religioso.

Por su parte, unos 150 sacerdotes, así como cinco obispos y dos cardenales concelebraron una ceremonia religiosa oficiada por Sebastià Taltavull con el ataúd del fallecido en el centro del altar mayor de la Catedral. Al obispo de Mallorca se le vio especialmente afectado y cuando el cuerpo de Vadell fue depositado en el coche fúnebre para trasladarlo hasta su Llucmajor natal, el obispo Taltavull besó el féretro instantes antes de partir.

Antoni Vadell, por expreso deseo suyo, fue enterrado ayer noche en el santuario de la Mare de Déu de Gràcia de Llucmajor en una ceremonia privada y estrictamente familiar. De hecho, días antes de fallecer llamó personalmente al párroco del santuario de la Mare de Déu de Gràcia para pedirle permiso. Una sencilla lápida se pondrá en el lugar donde reposarán los restos del Obispo Toni Vadell, cerca de su pueblo y sus vecinos y amigos.

El nuncio del Vaticano, el arzobispo Bernardito Cleopas, fue el encargado de leer la bendición apostólica firmada por el Papa Francisco. Junto a él participaron en el funeral el cardenal y arzobispo de Barcelona, así como presidente de la Conferencia Episcopal, Joan Josep Omella. Además del obispo de Mallorca, también estuvo presente Jesús Murgui, quien fue prelado de la Diócesis mallorquina de 2003 a 2012. Asimismo, participaron los dos obispos auxiliares de Barcelona que compartían cargo con Vadell: Javier Vilanova y Sergi Corró. También concelebró el obispo de Eivissa, Vicens Ribas.

Sebastià Taltavull inició su homilía revelando la emotiva llamada del Papa Francisco a la madre y hermano del obispo Toni, Antònia Ferrer y Joan Vadell, que junto con el resto de familiares ocuparon el primer banco de la izquierda de la Seu. Acto Seguido, monseñor Taltavull recordó la frase que Vadell citó durante uno de los momentos más críticos de su enfermedad: «Sembremos, que después se recogerá».

En este sentido, el obispo de Mallorca afirmó que «podemos decir con gozo que, de su trabajo apostólico, hoy ya recogemos y recibimos el fruto, un fruto que agradecemos de todo corazón y que presentamos hoy en esta Eucaristía». Sobre el ataúd de Vadell se depositó la mitra de obispo y la casulla dorada para las ceremonias festivas. Un evangelio abierto a los pies del féretro presidió todo el funeral.

Sus últimos momentos

El diácono de Barcelona, Ramon Ollé, fue el encargado de hablar en nombre de la familia y lo hizo recordando sus últimos momentos de vida: «Cada día oficiaba la Eucaristía a los pies de su cama en el hospital, eran momentos de sufrimiento y de un sacrificio con mucha entereza que nos conmovía a todos». También destacó algunos pasajes de su personalidad, recordando la emotiva carta que envió a su amiga Coloma Ramon, directora de la revista de su pueblo, para anunciarle que dimitía como colaborador: «Una carta llena de amor a su tierra y a su pueblo de Llucmajor, cuando tan solo tenía 13 años». Ollé aseguró que Vadell «quería ser periodista y siempre demostró un gran interés por la comunicación». También recordó que «era un enamorado del Señor y un apasionado de la catequesis, labor que impulsó por todos los lugares donde pasó».

El ataúd con los restos del obispo Vadell fue sacado a hombros de la Seu, acompañado de los 150 sacerdotes, prelados y purpurados. En el momento de acceder a la calle, el féretro se paró para darle el último adiós y pronunciar una oración en su honor. Sobre las 19:30 el vehículo fúnebre enfiló la carretera de Llucmajor para recorrer el último viaje del joven obispo mallorquín.

Las primeras autoridades

Numerosas autoridades políticas quisieron acompañar a la familia y a la comunidad religiosa en el funeral por el alma de monseñor Toni Vadell. La presidenta del Govern, Francina Armengol, acudió por la mañana a la capilla ardiente, que estuvo abierta en la Catedral desde las 10:00 de la mañana y hasta las 15:00 horas. El portavoz de Més, Miquel Ensenyat, compañero de Vadell en el Seminario Mayor, también visitó la capilla ardiente.

En el funeral celebrado por la tarde estuvo presente la consellera de Presidencia, Mercedes Garrido; la delegada del Gobierno, Aina Calvo; el alcalde de Palma, José Hila, y el conseller de Presidencia del Consell, Javier de Juan. De igual modo, el alcalde de Llucmajor, pueblo natal de Vadell, Eric Jareño, y el alcalde de Inca, Virgilio Moreno, estuvieron presentes. Vadell ejerció su ministerio durante años en Inca.

La presidenta del PP y diputada, Marga Prohens, y el portavoz popular en el Consell, Llorenç Galmés, también quisieron dar el último adiós al obispo Vadell.