Mallorca perdió este martes el último testimonio conocido de los campos de concentración franquistas de Mallorca. Gabriel Riera Sorell (Sant Joan, 1919) falleció a los 102 años.

Militante de las Juventudes Socialistas Unificadas, en 1936 fue detenido por los falangistas e internado en la prisión de Can Mir, en Palma, y desde allí trasladado al campo de los Banys de Sant Joan de la Font Santa de Campos, que llegó a albergar a más de 300 prisioneros.

Estuvo en media docena de campos de concentración de la isla y, junto con otros presos, fue obligado a trabajar en la construcción de varias carreteras como la de Campos, ses Salines, Pollença o Felanitx.

Gabriel Riera cuando cumplió cien años.

El 1940 fue enviado como preso a Tetuán, de donde intentó escapar pero fue detenido. Tras ello, pasó por varios campos de la península. Fue liberado en 1942, tras seis años trabajando como un esclavo. Regresó a Mallorca, pero poco después se marchó en barca a Argel.

En 1991 publicó Crònica d’un presoner mallorquí als camps de concentració (1936-1942), que ahora ha sido reeditado por Lleonard Muntaner Editor en el marco de un homenaje que se le debía rendir este jueves en la Llibreria Lluna de Palma.

En 2019 participó en el homenaje que el Consell de Mallorca rindió a todos los prisioneros franquistas de la isla obligados a construir carreteras. Su testimonio fue recogido en vídeo por Diario de Mallorca.

Sus últimos años los pasó en la Llar d’Ancians del Consell y fue uno de los fundadores de la asociación Memòria de Mallorca. “Se nos van los testimonios directos de la represión franquista y nosotros tenemos el deber de coger el relevo”, ha dicho la entidad.