En Mallorca se fabricaban muchas embarcaciones de recreo en los años setenta y ochenta con gran prestigio, calidad y eficiencia. Sin embargo, a mediados de los años noventa los pequeños astilleros mallorquines dejaron paso a otros fabricantes, sobre todo franceses y alemanes. El precio del suelo industrial en la isla, la mano de obra, los impuestos y la falta de amarres acabó con la industria mallorquina de fabricación en serie de embarcaciones de recreo. No sólo ocurrió en Mallorca, sino que otros pequeños astilleros de Cataluña, Valencia o Andalucía dejaron de fabricar, no se podía competir con los grandes astilleros del centro de Europa. Aunque cabe recordar que actualmente en la isla sobreviven todavía hoy unos pocos astilleros artesanales de llauts, fabricados individualmente y bajo pedido, pero esa es otra forma de construcción. 

En cuanto a fabricación industrial, lo cierto es que los grandes astilleros centroeuropeos se hicieron con casi el 100% del mercado de embarcaciones de recreo que se vendían en territorio nacional. Aun conservando la marca como europea, lo cierto es que  construían en realidad en lugares lejanos con mano de obra barata, como Turquía, Polonia o China. Su objetivo era bajar al máximo los costes de producción para seguir siendo competitivos. Esa carrera frenética por abaratar finalmente acabó con varios importantes astilleros alemanes y obligó a los franceses a inyectar capital gubernamental a sus empresas para sobrevivir. 

La crisis global de trasporte de materiales 

Llegados a este punto, la fabricación de embarcaciones de recreo de porte ligero se complicó todavía más con la llegada de la reciente crisis del transporte internacional de materiales. La constante subida del precio de los carburantes encarece todo en progresión aritmética y finalmente el virus parece que podría ahogar, o reducir enormemente la producción industrial en muchos lugares del mundo, en especial en China. Era preciso por tanto reinventarse y adaptarse aquí a la nueva situación global, porque, curiosamente, seguía y sigue la demanda en Mallorca de embarcaciones de recreo de media y pequeña eslora, de fácil trasporte y almacenaje. 

Ante esta situación, un mallorquín decidió reorganizar su empresa de fabricación de lanchas y tomar medidas acordes a la situación. Era el momento de dejar de depender de las importaciones, dejar de sufrir por el constante aumento del precio de los trasportes y acabar con la angustia de una fabricación lejos o muy lejos del destino final de venta. 

Curiosamente, la situación actual de crisis ha abaratado ligeramente el precio del suelo industrial en Mallorca, lo que ha propiciado un cambio de guión. 

En consecuencia, es hora de fabricar nuevamente en la isla, volver a los orígenes. Por todo ello, una barca que se diseñó inicialmente aquí, para navegar aquí y que se vendía y se vende aquí, y que hasta ahora se fabricaba en Andalucía, hoy se fabrica en la isla. La construcción naval en serie y de embarcaciones ligeras regresa a Mallorca. 

Un mallorquín con visión global

El arquitecto naval Tiá Simó es el CEO de la empresa que fabrica en Mallorca las barcas bautizadas como V2. Se trata de una lancha de 5 metros de eslora, que se puede remolcar con facilidad y que admite motores de entre 15 hp y 90hp, gasolina o eléctricos. La embarcación fue diseñada íntegramente por el equipo del arquitecto naval mallorquín BYDGRUO, que tiene su sede en las instalaciones de Astilleros de Mallorca, que ha tenido muy presente la forma específica del nuestro mar, sus olas y sus vientos. También se ha tenido muy en cuenta las medidas más frecuentes de nuestros amarres y rampas de varada, por lo que resulta una embarcación ideal para Mallorca, fácil de mantener, sencilla de navegar, apta para ser remolcada y guardada en una plaza de aparcamiento normal. Tuvo éxito desde su inicio, por lo que se han fabricado y vendido en total, por ahora, 63 unidades. El precio de venta de las V2 es de, según equipos y electrónica elegidos, 17935 euros, más la motorización e impuestos. Además, el mantenimiento de esta embarcación es de los más bajos y sencillos del sector. 

Hoy se fabrican en Lluchmajor

Tras varios años produciéndose fuera de Mallorca, hoy las V2 se fabrican en Llucmajor. En los próximos meses se entregarán nueve unidades, que ya están vendidas. Fabricar directamente en la isla supone, además de una rebajada en los costes, que la mano de obra, y todo lo que ello conlleva, sea local. Desde el primer operario, el comercial o el vendedor, todo es una producción y un consumo de “kilómetro 0”, lo que beneficia a la isla y genera tejido industrial que cierra el círculo económico natural de producción y venta. 

Este proceso, la producción directa en el lugar de venta, que es o debería ser el proceso natural en toda industria, abarata y simplifica, lo que a la larga ayudará a la “náutica social” de nuestras islas.