El reto era harto complicado, pero Iago Negueruela ha mostrado de nuevo el animal político que lleva dentro. El vicepresidente de facto del Govern vuelve a ser el gran triunfador; consigue que la izquierda saque adelante una ley turística, después del fracaso de 2018, y lo hace con el consenso de sus socios y de los hoteleros. Lo nunca visto.
Decidido a sacar adelante la nueva ley turística balear sí o sí y cuanto antes, el workaholic Negueruela no ha parado en meses. El éxito se vislumbró con el insólito espaldarazo de Gabriel Escarrer en Madrid -«creo que es un gran acierto»-, dejando fuera de juego al PP de Marga Prohens y a los hoteleros agazapados detrás de Maria Frontera. La Ley Negueruela no tiene oposición, solo ligeros matices. Eso sí, vistos los grandes -y casi únicos- perjudicados, los petits hotels de interior y el alquiler vacacional, queda la duda de saber si PSOE y Més han calibrado bien la pérdida de votos en este último sector. Debe salirles a cuenta.
Las intensas negociaciones terminaron el jueves bien entrada la noche. En ellas los socialistas han descubierto con sorpresa al nuevo líder de Més. Confinado por covid, Lluís Apesteguia ha tenido que pactar el articulado mediante videoconferencia. El también alcalde de Deià puede apuntarse el tanto de haber conseguido la moratoria en la autorización de nuevas plazas turísticas, sin duda un hito proteccionista. A cambio, Apesteguia renuncia a que se regule el todo incluido que él mismo apadrinó en su anterior etapa en Turismo. Ahora Més escenificará en el Parlament un intento de enmendar la ley, pero la discrepancia está pactada y no fructificará. El PSOE no quiere incordiar más a los hoteleros, que se han resignado al decrecimiento en el nuevo contexto de compraventa de hoteles que ha impuesto la pandemia frente a la obra nueva.
Obsesionado con que no hubiera filtraciones, Negueruela puso trampas en los borradores para cazar a posibles traidores. Solo le ha faltado el mismo ahínco para evitar que el bloqueo de plazas tardara ayer tantas horas en publicarse en el BOIB, con tanto especulador suelto.
