Omicron convierte enero en otro ‘mensis horribilis’ para el consumo
Las empresas mallorquinas señalan que el miedo y las bajas por enfermedad han provocado un durísimo recorte en su clientela
El mes de enero es tradicionalmente malo para la actividad empresarial de Balears, pero la sexta ola del coronavirus lo ha convertido en otro ‘mensis horribilis’ para el consumo, tras el pinchazo que la variante ómicron provocó también durante el pasado diciembre y más concretamente sobre una campaña navideña que pocas semanas atrás se preveía como óptima. Sectores como el comercio o la restauración subrayan la caída que se ha dado entre su clientela, y apuntan como causas la gran cantidad de personas que se han visto confinadas a causa de la covid y el miedo que muchas han adquirido de nuevo a la hora de moverse por espacios públicos. Hay un dato significativo: los malos resultados de la actual campaña de rebajas son apuntados tanto por los grandes como por los pequeños establecimientos.
Desde dos de los sectores más vinculados al consumo, como son el comercio y la restauración, se hace el mismo análisis de lo que ha sucedido una vez cerrada la pasada temporada turística: noviembre fue un mes bueno, con una afluencia muy intensa de clientes, especialmente en bares y restaurantes, aunque también las tiendas se beneficiaron de los vales de compra que emitieron las Administraciones publicas.
Todo ello hacía prever un diciembre positivo, con una restauración que se frotaba las manos ante el alud de reservas que registraba para la celebración de comidas de empresa y familiares. Incluso se apuntaba el riesgo de que se registrara escasez de algunos productos por el cuello de botella que se generó en la llegada de suministros.
Pero la llegada de la variante ómicron rompió todas esas expectativas e hizo que diciembre fuera finalmente un mes con saldo negativo, según señalan los presidentes de las patronales Restauración-CAEB y Pimeco, Alfonso Robledo y Antoni Fuster respectivamente.
El problema es que enero no ha hecho más que agravar esta evolución negativa. «Es un mes tradicionalmente malo, pero la pandemia ha hecho que esté siendo pésimo. Hay empresarios que están viviendo esta situación con desesperación», subraya el presidente de la asociación comercial de Jaume II, Pedro Mesquida.
Este empresario apunta otro elemento fundamental: la presencia de turistas está siendo este invierno muy inferior a la de ejercicios pasados.
Y en esta ocasión, está apreciación es compartida por las grandes empresas comerciales, que suelen ser las más beneficiadas durante de rebajas. «Si para nosotros esta campaña está siendo muy floja, no quiero ni pensar lo mal que lo estarán pasando las pequeñas tiendas», lamenta el representante de una de estas grandes firmas.
Esa empatía esta justificada. Antoni Fuster subraya que los malos resultados de diciembre y enero dejan por delante «un panorama muy complicado», dado que febrero es igualmente uno de los meses con peores ventas de todo el año. Dado el en la mayoría de los casos el pago a proveedores ya se ha realizado, el presidente de Pimeco añade que durante las próximas semanas la mayoría de comercios van a tener que luchar para poder ingresar al menos lo suficiente para cubrir los gastos fijos, como los salarios del personal, los alquileres o suministros como el de luz.
Ni siquiera eso es fácil, se señala, debido a la caída de la clientela provocada por los confinamientos y especialmente por el temor de muchas personas a contagiarse, lo que reduce la movilidad por los ejes comerciales.
Prueba de ello, se indica, es que muchas tiendas están optando por cerrar mucho antes de lo habitual, al no tener ventas en cuando oscurece, y cada vez son más los que han dado un paso atrás y han dejado de abrir los sábados por la tarde, según se lamenta desde el sector.
Alfonso Robledo afirma que la situación en la restauración es similar, con el agravante de los productos perecederos en su sector. Este representante empresarial afirma que la situación actual es incluso peor que la de enero de 2021, cuando aún sufrían fuertes restricciones «porque en aquellas fechas al menos sabíamos de que teníamos que morir», mientras que en estos momentos las cancelaciones son continuas y resulta imposible planificar el número de comensales que se van a tener que atender cada día, lo que conlleva problemas de personal y con los productos de los que se va a tener que disponer.
El presidente de la patronal PIMEM, Jordi Mora, recuerda la dureza tradicional de los meses de enero, fechas en las que el desempleo es muy alto y los ingresos de las familias caen. Por ello, y ante el agravamiento que conlleva la sexta ola de la pandemia, no oculta la dificultad por la que está atravesando el tejido empresarial.
Hay algunos aspectos positivos que se esgrimen desde estas patronales, como que las ayudas públicas que se han recibido han permitido sanear las cuentas de muchas empresas, a lo que se suma la expectativa de que la temporada turística de este año pueda iniciarse con fuerza a partir de marzo o abril.
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