La Unidad Geriátrica de Ictus del Hospital San Joan de Déu (SJD) Palma-Inca ha atendido en su primer año de actividad a 30 pacientes, tratándose esta dolencia de la segunda causa de mortalidad a nivel mundial, informó ayer este centro sanitario privado.

Dos terceras partes de los enfermos con ictus son personas mayores y, además, el ictus representa la primera causa de discapacidad física en este grupo y la segunda causa de demencia.

El ictus es una enfermedad muy frecuente en la población, en concreto, uno de cada cien mayores de 75 años.

Para dar respuesta a esta necesidad, en enero de 2021, el hospital SJD puso en marcha la primera Unidad Geriátrica de Ictus de Balears con el objetivo de brindar la oportunidad de un enfoque terapéutico geriátrico y rehabilitador.

La doctora jefa de Servicio de Geriatría del Hospital Sant Joan de Déu Palma-Inca, Margarita Viñuela, explicó que un porcentaje muy alto de pacientes con ictus son mayores y que es necesario evitar la discriminación en el acceso a recursos sanitarios y tratamientos según la edad y ofrecer una atención integral y eficaz.

Los pacientes de edad avanzada, reseñó, tienen un mayor riesgo de mortalidad, peores resultados funcionales, mayor estancia hospitalaria y mayor probabilidad de ingreso en residencia.

Según la doctora Viñuela, la existencia de más o menos secuelas depende de factores como la edad, la gravedad, la localización, la naturaleza de la lesión, la presencia de fibrilación auricular, diabetes o hipertensión.

Los factores que más predicen la posibilidad de recuperación son la edad y el grado de autonomía previa. En lo que respecta a los mayores de 65 años, estos pacientes tienen una mayor mortalidad y discapacidad, las hospitalizaciones son más prolongadas y presentan mayor número de complicaciones, especialmente infecciosas.

El perfil del paciente tratado en la unidad de ictus de SJD es el siguiente: el 40% tenían entre 75 y 84 años y un 43% más de 85 años. Los pacientes menores de 75 años tuvieron estancias menores, de alrededor de dos meses. El grupo de 75 a 84 años es el que mejor resultado global tuvo, aunque precisaron estancias algo más prolongadas.

«Estamos muy satisfechos de que indicadores como la institucionalización [pacientes que vivían en casa y después han tenido que ir a una residencia] y la mortalidad han sido inexistentes en la unidad; todos los pacientes han vuelto a su domicilio», destacó la especialista. Por tanto, los resultados de este primer año han sido «muy buenos», añadió.