La pandemia del coronavirus y el consiguiente desplome de la compra de vuelos provocó que las aerolíneas se vieran obligadas a realizar los llamados 'vuelos fantasma'. Este término se refiere a viajes que hacen los aviones de un aeropuerto a otro, pero que van vacíos. Este tipo de vuelos se incrementó al inicio de la pandemia, en 2020. Sin embargo, con la sexta ola y las consiguientes cancelaciones de viajes y velos, las aerolíneas los están llevando a cabo con mayor frecuencia.

Esta práctica tiene que ver con las normativas que regulan el mercado de la aviación comercial y el reparto de los slots, las franjas horarias que cada aerolínea tiene asignadas para operar. Estos slots se mantienen por un derecho al uso, por lo que cada empresa debe asegurar que, al menos el 80% de sus aviones despeguen, por el contrario, podrían perder sus itinerarios de vuelo. Este porcentaje se disminuyó en 2020 a un 50% aunque no ha sido suficiente para algunas de las compañías.

Hace unos días, el CEO de Lufthansa, Carsten Spohr, hizo unas declaraciones en el periódico alemán Frankfurter Allgemeine en las cuales afirmaba que su aerolínea se verá obligada a realizar unos 18.000 vuelos vacíos para evitar perder los slots y anunció que han tenido que cancelar más de 33.000 vuelos de cara a los próximos meses.

Ante eso, Ryanair exigió a la Comisión Europea que relaje las normas para impedir la realización de este tipo de vuelos en los grandes aeropuertos y recordó a Lufthansa que la solución pasa por bajar los precios, una decisión que aumentaría la ocupación de sus aviones, en lugar de denunciar 'falsos vuelos fantasma'.

Ante esta situación, el portavoz adjunto de Més per Mallorca en el Parlament, Josep Ferrà, presentó ayer una iniciativa parlamentaria en la que exigen a la Unión Europea que modifique la normativa de derechos de vuelos de transporte aéreo de pasajeros porque, según explicó, los conocidos slots se renuevan automáticamente si las aerolíneas cubren entre el 50 y el 80 por ciento de sus compromisos: «Esto provoca que las compañías eleven aviones sin pasajeros para asegurar el mantenimiento de estas rutas». Desde el partido ecosoberanista denuncian que «estamos ante una barbaridad medioambiental»: «¿Cómo es posible que sea una ley europea la que provoque que existan vuelos sin pasajeros con el coste medioambiental que eso supone?».