A veces una está inmersa en batallas viejas y nuevas que no dejan de ser siempre las mismas batallas. Hoy ha fallecido un amigo viejo, el marido de una amiga antigua. Un fotoperiodista de raza. Un amigo. Un valor añadido a la historia del fotoperiodismo en Mallorca, un referente, un maestro. Tantos años detrás del objetivo y no tengo otra imagen salvo las muchas de las que fue autor  para ilustrar mi pena. Algunas de sus fotos más famosas fueron las de Claudia Schiffer en Mallorca, imágenes millonarias que dieron la vuelta al mundo. 

Conocí a Ramón cuando era una cría de 18 o 20 años. Luego, tuve la suerte de conocer a su esposa, Cati Isern. Juntas hemos dado brazadas de ida y vuelta. Y luego quise adoptar a su hija Mireia para siempre. Yo quiero una hija igual, les decía. Por fortuna tuve a Julia y ya se me pasaron los celos de esa hija pluscuamperfecta que se vino a casa a celebrar la Noche Vieja aunque ya tenía mejores planes de mayor de edad. 

La vida te cuenta minutos y segundos de espera, lapsus continuos como esas imágenes que condensan en pocos instantes varias horas de paisaje.

El paisaje de Ramón era inalcanzable. El objetivo de la vida siempre se le quedó corto. 

Buen viaje, Ramón, donde sea que tu destino nuevo te lleve.