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Entrevista
José Luis Arrom Director general del Club de Mar

«Los megayates han vuelto a Mallorca con más intensidad que antes de la pandemia»

Lleva diez años a las riendas de la instalación recreativa que, tras la gran reforma que avanza a velocidad de crucero, se convertirá en la más importante de España para el turismo de grandes embarcaciones de lujo

José Luis Arrom: "El Club de Mar no es una discoteca y tampoco será una milla de oro"

José Luis Arrom: "El Club de Mar no es una discoteca y tampoco será una milla de oro" M. Elena Vallés

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José Luis Arrom: "El Club de Mar no es una discoteca y tampoco será una milla de oro" M. Elena Vallés

José Luis Arrom está en un momento importante de su carrera profesional: pilota un club -el de Mar de Palma- que acomete la obra portuaria recreativa más importante de España y que cuenta con una inversión de 60 millones de euros. El reto es eliminar los muros y barreras físicas y psicológicas que existen con la ciudadanía mallorquina y al tiempo mantener la intimidad y exclusividad de los socios.

¿Cuál es la finalidad principal de esta reforma?

Aparte de querer integrarnos en la ciudadanía de Palma con la construcción de una pasarela peatonal que cruza el club y que une la Estación Marítima con el Passeig Marítim, también queremos dar un paso más en el turismo de gran lujo y en el turismo de embarcaciones de megayates. Lo que pretendemos es combinar la exclusividad con esta parte pública de abrirnos a todos los mallorquines. Nos queremos posicionar en el top ten mundial del turismo de superyates. Embarcaciones de este tipo no se pueden albergar en demasiados lugares que no sean los puertos comerciales. Y este tipo de barcos lo que demandan es atracar en puertos recreativos. Con este enfoque y esta reforma buscamos una posición muy estratégica para Balears. Si los grandes yates vienen a navegar aquí y no encuentran sitio en nuestros puertos, se van a Mónaco, o a otras zonas atractivas para la navegación como Cerdeña o Grecia. Balears es un punto neurálgico no sólo como estancia de verano, sino también en invierno porque tenemos grandes astilleros y grandes profesionales donde se hace el mantenimiento de los barcos. La conjunción de todo esto con la planta hotelera de gran envergadura y calidad, la buena hostelería, nuestra cultura y patrimonio hacen de las islas un destino muy competitivo. En el Club de Mar estamos dando un paso más para podernos integrar en este gran trabajo que han hecho los profesionales del turismo y ponemos nuestro grano de arena para poder poner a Balears en el punto de mira mundial.

¿Mónaco es el gran competidor de Balears en el turismo de megayates?

Sí, es uno de ellos. Sobre todo por marca. Está Grecia también para navegar, pero no hay clubes de este estilo. Club como este no habrá ningún otro en toda España por las grandes magnitudes que podremos albergar.

Eso no parece demasiado sostenible en el sentido de conservar el medio ambiente.

Al contrario, en el club la cuestión del cambio climático tendrá tres partes importantes. La más relevante es que no se viertan aguas sucias al mar, por lo que los pantalanes se están adaptando a un cómodo sistema de vaciado de las aguas grises. También intentaremos tener una potabilizadora de agua, es algo que está en el proyecto. Otro punto es el reciclaje de las aguas. El riego todo es con agua secundaria depurada. Asimismo tendremos placas solares para el agua caliente. El club será cero plásticos. Y también queremos hacer una recogida selectiva de residuos en todo el club. Y obligar a los barcos a tener bolsas transparentes.

¿Hay lista de espera para los amarres?

En verano tenemos poca, pero hay mucha de embarcaciones grandes que navegan por el Mediterráneo que se quedan aquí para después cruzar el océano con el fin de poner rumbo a América o el Caribe. Esto es algo que ocurre entre septiembre y diciembre. Es decir, ahora.

¿Han vuelto los grandes yates a Mallorca?

Sí, han vuelto los grandes yates e incluso con más intensidad que antes de la pandemia. Hay más navegación de grandes barcos ahora. Han venido el Venus, el Cristina O, el Yasmine of the Sea o el Lady Moura, entre otros.

José Luis Arrom,en la terrazade las oficinasdel Club de Mar. B. Ramon

¿Cuántos superyates hay en el mundo?

Debe haber quizá unos treinta. El Azzam es el más grande, con 180 metros. Luego está el Eclipse (164 metros), el Katara (124) o el Topaz (147), entre muchos otros. Algunos de ellos han pasado por aquí.

¿Qué suponen para la economía del club estas grandes embarcaciones?

En realidad, no demasiado. Al final lo que suponen son un reclamo para que vengan otros barcos, también más pequeños. Consiguen un efecto llamada.

¿Qué impulso quieren darle a las escuelas náuticas?

Con el inicio de las obras, hemos cogido el local del antiguo Mosquito de Can Barbarà para pasar a los niños allí y evitar cualquier tipo de incidente. Esto nos ha permitido dar continuidad a la labor de las escuelas náuticas y también tener más visibilidad. La prueba es que se ha apuntado más gente. Los cursos de piragua han funcionado muchísimo, por ejemplo. Es posible que la parte de la enseñanza de piragua la mantengamos en Can Barbarà y crearemos la nueva escuela en el club para la parte de vela. Vamos a crear aulas muy grandes para combinar no sólo la enseñanza a los niños sino dar una paso más y hacer formación profesional, formación y práctica náutica, etc.

¿Cómo valora el proyecto de remodelación del Passeig Marítim?

Esta es una zona muy cerrada, incluso es difícil encontrar la entrada al Club de Mar. Hay zonas del Passeig Marítim que se han degradado incluso. En otras ciudades, hay mucha vida en los paseos marítimos. Aquí lo único que tenemos son coches. La idea del Ayuntamiento y de la Autoritat Portuària es muy correcta. El proyecto de Elias Torres es muy bonito y adecuado para la aminoración del tráfico en esta parte de la ciudad. Si algún día ponen un tranvía aquí, algo más sostenible, que vaya por todo este litoral hasta el aeropuerto, el proyecto sería ya perfecto. Tenemos una fachada espectacular cuando llegas desde el mar. Es una pena que el Passeig Marítim esté así.

¿Ve compatible la llegada masiva de cruceros a la isla con la exclusividad del turismo de megayates?

Sobre los cruceros, pienso que una cosa ordenada, lógica y no desmesurada es positivo. Yo creo que ahora con el tema de los cruceros estamos bien. No sé exactamente cuál es el límite, no tengo las cifras. Pero sí creo que Palma está preparada para albergar a mucha gente en un momento concreto. El puerto que tenemos es adecuado, los controles de esos cruceros han de ser sostenibles y todo ha de permanecer en una medida lógica. Creo que a día de hoy no nos estamos pasando con los cruceros.

¿Qué espacio va a ocupar el patrimonio marítimo?

Es básico. El club se está pronunciando sobre ello con la regata clásica. Nosotros tampoco queremos perder la identidad y queremos impulsar por ello nuestra tradición náutica. Nuestra preocupación ahora mismo radica en que los colegios de las islas deberían hacer participar más a los niños en la parte náutica que no en la Semana Blanca, por ejemplo. Es decir, que les inculquen más navegar y menos esquiar. Mejor una Semana Azul que una Semana Blanca. En general, los colegios de Mallorca viven de espaldas al mar. Y eso debería cambiar ya. Hay que darles la oportunidad a los niños a que aprendan a navegar.

Hay gente sin ningún tipo de afición náutica que sólo ha pisado el Club de Mar para salir de fiesta.

Es un cliché cierto. El Club de Mar no es una discoteca ni una sala de fiestas. Es un club y como tal tiene una vertiente festiva, una deportiva, otra social y también cultural. Asimismo hemos apostado por las embarcaciones antiguas por el espíritu tradicional y albergamos la regata de clásicos, que para nosotros es muy importante.

¿A qué tipo de locales comerciales y de restauración se dará cabida?

Queremos combinar. Por aquí también pasan cruceristas y este tipo de turista tampoco es alto standing. Estamos estudiando ahora mismo qué vamos a montar exactamente, pero te puedo adelantar que esto no será una milla de oro. Hay otras alternativas en la isla para ir a comprar lujo. Queremos que sea un club funcional donde todo el mundo pueda pasear, tomarse un helado o comprarse unas zapatillas.

El responsable de las instalaciones, en su despacho.

¿Tienen pensado el nombre de algún chef reputado para el restaurante?

Tenemos pensado que el restaurante principal sea de alguien con nombre, que sea de primera línea. Nos gustaría que fuera mallorquín. Quizá con estrella Michelin.

¿Cuántas plazas de parking habrá? Sin aparcamiento será difícil que la gente se acerque hasta esta zona, por lo que el negocio se complica.

Hemos hecho un plan de movilidad para el club. Nuestros usuarios y socios aparcarían en la marina. Para el resto, el personal, que somos de momento unas 70 personas, estamos intentando que vengan en bus, bicicleta o patinete. Incluso hemos puesto a su disposición créditos o ayudas para que puedan venir en estos medios. Tendremos 97 parkings más en la zona que no es de la marina. Y pensamos que será suficiente para albergar la movilidad que tenemos prevista.

¿Qué supuso el rodaje de The Crown en el club?

Nos ha dado notoriedad. Si finalmente salen estas imágenes en la serie, pues será publicidad. Agradecemos ese impacto. De todos modos, el Club de Mar es un espacio donde los socios buscan intimidad, por lo que el tema de los rodajes siempre es excepcional.

¿Se han rodado más cosas?

Sí, Raffaella Carrà vino aquí a grabar el videoclip de Hay que venir al sur. Sale la piscina e hicieron todo el show aquí, en la zona de la piscina, que ya no está en pie por las obras.

Por cierto, ¿dónde está la icónica escultura de la sirena?

Está bien custodiada. Y la volveremos a colocar sin ninguna duda.

Por aquí han pasado Constantino de Grecia, el sha de Persia o Aga Khan, entre otros. ¿De club de reyes y mandatarios ha pasado a ser uno de millonarios anónimos?

Estamos en una época en que los herederos sociales de toda la gente que has nombrado vienen al club pero no se pronuncian. Tenemos exactamente lo mismo que has dicho e incluso más, pero su presencia no trasciende los muros del club.

¿Y Casa Real?

La relación con ellos ha sido y es muy buena. Hay multitud de anécdotas, han venido todos por aquí, pero, como te he dicho, somos discretos.

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