Antònia Ordinas, la exgerente del CDEIB, que fue condenada por cobrar comisiones económicas, rompió un silencio que mantenía desde hacía una década. Fue la protagonista de un programa de investigación, Història B, que emitió el martes por la noche IB3 y que ahora se puede recuperar A la Carta. Ordinas no perdió la oportunidad de cargar de nuevo, como ya lo hizo en el juicio, contra el que fuera su jefe, el entonces conseller Josep Juan Cardona, quien fue condenado a 16 años de prisión por el cobro de comisiones. “¿Qué esperaba (el conseller) que todo caería sobre mí, o sobre Kurt Viane? Qué pretendía ser un santo caído del cielo, que no se había enterado de nada, ni leía nada, ni reconocía ninguna de sus firmas. La verdad es que me dio lástima”.

Ordinas fue nombrada en el año 2003 gerente de esta empresa pública de promoción, que se dedicó a organizar viajes por medio mundo para promocionar los productos típicos de Baleares. Una promoción que ella, el entonces director general Kurt Viane y el conseller Cardona aprovecharon para cobrar comisiones de las empresas que contrataban. “Con Kurt y con el conseller nos entendíamos porque los tres hablábamos el mismo idioma”.

La entonces gerente del CDEIB afirmó en el reportaje que ella no adoptaba ninguna decisión sin contar con la autorización de sus jefes. “Que no había dinero, pues transferencia o un préstamo que siempre autorizaba el conseller. ¿Cúal era la sensación que teníamos?, pues era una sensación de éxito”.

Antònia Ordinas detalló la frenética actividad que desarrollaba a través de esta empresa pública, que formaba parte de la estructura política del Govern de Jaume Matas. “En una semana organicé dos eventos en Sanghai. No en Porreres, ni Alaró, ni en Santa María. Fue en Sanghai. Existía una melagomanía extraordinaria del conseller, que no se podía ajustar al presupuesto que teníamos y así se fue acumulando deuda y déficit. Pero no pasaba nada. Nos decían que lo importante era que el trabajo se pudiera demostrar”.

En la entrevista contó el episodio cuando empezaron a conocerse las primeras sospechas y en concreto cuando el Govern progresista le exigió que pagara 18.000 que no había justificado. “Recibí una llamada de Kurt Viane y me insistió en que pagara lo que debía que destruyera todo lo que pudiera ser comprometido. Se contaban barbaridades sobre mí y mi conseller no me cogía el teléfono”. Ordinas se trasladó al Parlament para hablar con Josep Juan Carona. “Estaba en su despacho y me lo encuentro escribiendo con la cabeza hacia abajo. Después de argumentarle lo que me parecía de sentido común, levanta la cabeza y me dijo `Antònia ya eres mayor de edad. Haz lo que creas que tienes que hacer´. Volvió a agachar la cabeza y siguió escribiendo. La exgerente se sintió en ese momento abandonada por sus antiguos jefes.

El día 29 de septiembre del año 208 un juez autorizó el registro del domicilio de Ordinas. “Desde el principio colaboro, porque estoy tranquila. Me llevan a la Jefatura de Policía y estoy tres días y tres noches incomunicada. No creo que haya ningún perro en la perrera que lo haya pasado peor que yo”.

Después de Jefatura, fue presentada en el juzgado. “Lo primeros buenos días que recibo es que me enfrentó a 20 años de prisión porque los delitos que he cometido son muy graves”. Ordinas señala que no fue tratada como cualquier detenida, sino mucho peor y lo atribuye todo a su condición de lesbiana y porque su pareja es otra mujer.

Ya en prisión, y por consejo de su abogado, Ordinas decidió colaborar con la fiscalía y tomó la decisión de devolver las comisiones, que tenía enterradas en el jardín de su casa en dos cajas de cola cao. “Tengo la costumbre de apuntarlo todo y así pude explicar las fechas, las empresa y las cantidades que me habían entregado”.

A pesar de que el exconseller Cardona siempre negó que se quedara con una parte de las comisiones, Ordinas reiteró en la entrevista lo que ya había contado en el juicio. “Las comisiones se repartían en tres montones. Celebramos reuniones donde físicamente nos repartimos el dinero. Asumí desde el principio todo lo que hice, pero también rechazaba lo que no hice”.

Recordó el episodio del desentierro de las dos cajas de cola cao. “La comitiva judicial no llevaba pala y se la proporcioné yo”.

En cierta forma Ordinas sentía que se merecía este sobresueldo que recibía a través de las comisiones que pagaban los empresarios. “Por el trabajo que tenía, que sobrepasaba un cinco mil por ciento lo que hacían los otros gerentes del Govern, me merecía un sobre sueldo. Pedí varias veces cobrarlo a través de la nómina”.

También recordó los días previos al juicio cuando se enteró que Kurt Viane, que hasta entonces negaba toda acusación de corrupción, reconocía los hechos y devolvía dinero. “Kurt decía que el conseller estaba al corriente de todo. En ese momento sentí agradecimiento porque me volví a encontrar con el Kurt que se había pedido por el camino”.

Ordinas afrontó el juicio con un pacto cerrado con la fiscalía que, a cambio de su confesión y colaboración, le ofrecía una condena de tres años y nueve meses de prisión, que ella aceptó. ”No diría que daba saltos de alegría, pero me pareció correcto porque se reconocía que había devuelto el dinero”.

La exgerente del Govern mantiene su intención de escribir un libro que titulará “el baile del cola cao”.