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Entrevista
Enrique Piriz Médico del centro penitenciario de Palma

«Es más fácil que te den una hostia en un centro de salud o en Urgencias que aquí en la cárcel»

«Deberían transferirnos a la conselleria de Salud para que haya una planificación y una promoción de la salud entre los reclusos»

El doctor EnriquePiriz, en los pasillos de Son Espases. B.RAMON

Médico de familia de la prisión de Palma, Enrique Piriz (Sevilla, 1982) lleva desempeñando este trabajo los últimos seis años y lamenta que todavía no se hayan integrado en la conselleria de Salud (dependen del ministerio de Interior), circunstancia contemplada en una disposición adicional de la ley de cohesión y calidad del Sistema Nacional de Salud (SNS) de 2003 en un plazo máximo de 18 meses. Han pasado 18 años y todo sigue igual, denuncia el facultativo lamentando que la población reclusa no se pueda beneficiar de los programas de promoción de la salud de los que goza el resto de la población. El doctor Piriz participó ayer en la II Jornada Salud y Mujeres. Género y otros determinantes de la salud organizada por Son Espases.

¿Cuáles son las principales patologías de la población reclusa de Palma?

Tenemos de todo, infartos, cánceres... atendemos todo tipo de patologías pero la principal diferencia es que tenemos una tasa muchísimo más alta de problemas de salud mental, de personas con trastornos mentales graves que probablemente ni siquiera deberían estar en prisión y que si lo están es por fallos del sistema. Pero el gran problema son las dependencias, el abuso de tóxicos.

¿Cuál es el tóxico más consumido en la prisión de Palma?

Probablemente los medicamentos que nosotros les recetamos pero que en vez de que se los tome el paciente al que se lo hemos prescrito y en la pauta adecuada, acaba en un mercado negro en el que deja de ser un fármaco y se convierte en una droga de abuso. Por eso la mayoría de intoxicaciones y alteraciones del comportamiento, peleas y deudas están originados por la propia medicación que nosotros les recetamos. Y más aún durante esta pandemia de covid-19

¿Por qué?

Porque antes entraba droga, sobre todo heroína y hachís, a través de las comunicaciones con los familiares. Pero como ahora hemos estado tanto tiempo sin comunicaciones y sin permisos, con la cárcel blindada, no ha entrado ninguna sustancia ilegal y ha empeorado mucho el tema de los abusos con la medicación psicotrópica.

¿Con qué plantilla sanitaria cuenta la penitenciaria?

Somos cinco médicos de familia, 8 o 9 enfermeras, 6 auxiliares de enfermería y una farmacéutica. De ocho de la mañana a tres de la tarde siempre hay tres médicos y de los otros dos uno realiza una guardia de 24 horas y el otro, que sale de ella, descansa. Tenemos un aparato de rayos, un ecógrafo...

Como un centro de salud...

Sí, pero grandecito. Legalmente estamos obligados a dar una asistencia análoga a la que se da en la calle.

Trabajan con un colectivo complicado. ¿Sufren muchas agresiones?

Alguna hay, pero mucho menos que en un centro sanitario de la comunidad. Y la sensación de peligro e indefensión que tenemos los profesionales es mucho mayor en la calle que en la cárcel. Hablando mal y pronto, es mucho más fácil que te den una hostia en un centro de salud o en Urgencias que aquí en la cárcel.

¿Es más respetuoso el paciente recluso?

Sí, porque también se la juega (risas). A ver, en general el ambiente en la cárcel es muy hostil. Los funcionarios mantienen las distancias con los presos y las relaciones son siempre muy rígidas. Nosotros tenemos siempre un trato más amable y ellos perciben que estamos allí para ayudarles. Por eso en general la relación con nosotros es más relajada. Y alguna persona más enfadada o conflictiva sabe que si a mí me pone la mano encima se busca un problema gordo.

¿Qué le puede pasar por agredir a un médico?

Al igual que en la calle, le pueden abrir una causa nueva por un delito de atentado contra la autoridad. Pero también le pueden clasificar en primer grado, ponerle en régimen cerrado o mandarle a otro centro donde su familia no pueda ir a visitarlo. Pero creo que en los veinte años que lleva esta cárcel abierta se ha producido una única agresión que en realidad tan solo fue un zarandeo.

¿Es la cárcel de Palma un centro conflictivo?

No he presenciado ninguna agresión grave con armas blancas o pinchos en los años que llevo. Sí tenemos suicidios y sobredosis.

¿Cómo calificaría a la población reclusa de Palma?

Tranquila. La conflictividad aquí es baja comparada con otras cárceles. En la península es habitual trasladar a los presos conflictivos a otras prisiones. Como aquí resultan más complicados los traslados, no nos traen a gente conflictiva de fuera.

Explíqueme la dinámica de los traslados.

Todos los que vienen aquí (a Son Espases) lo hacen custodiados por la Policía Nacional, sea a una consulta programada o a una urgencia. Y han de ser trasladados en una ambulancia. Por protocolo, la Policía no les puede trasladar en sus vehículos y las ambulancias no pueden llevarlos sin escolta. Hasta que no están coordinados los dos, el recluso no sale. Todo está muy protocolizado y funciona bastante bien. Tenemos más problemas con las consultas programadas.

¿Por qué?

Se pierden muchas porque no hay policías suficientes para trasladarlos. Ten en cuenta que es una población muy castigada. Aparte de sus problemas de salud mental y de consumo de tóxicos han tenido accidentes y presentan muchas patologías. Es gente que da mucho trabajo. Por eso somos cinco facultativos para atender a 1.100 internos cuando el cupo normal de un médico de un centro de salud son 1.500 o 1.600 pacientes. Pero entre ellos no tienen a 80 con trastornos mentales graves a 100 con metadona, 4 diagnósticos de cáncer al año... Igual cada día vienen cinco o seis para consultas o pruebas y de ellas se pierden dos por falta de policías para el traslado.

¿Y para las operaciones con ingreso?

Se actúa de la misma manera que si te operaran a ti con la única diferencia de que los hospitalizan en el módulo de custodia donde son atendidos por los sanitarios del servicio que les ha intervenido.

¿Cuántas plazas tiene?

Siete camas en un sitio cerrado con control en el pasillo de la Policía Nacional. De media suele haber dos o tres pacientes ingresados.

¿Se ha producido algún intento de fuga?

Desde que yo llevo aquí, no. Antes sí hubo un caso feo en que un recluso ingresado en el módulo de Psiquiatría empujó a un agente con tan mala fortuna que se dio un golpe en la cabeza quedando en coma y falleciendo poco tiempo después. Fue una mala suerte en realidad.

¿Tienen la misma cartera de servicios que ofrece el SNS?

Y un poco más. Algunas prestaciones sociales no incluidas como la atención odontológica, material protésico o gafas se los paga el centro. Y para evitar tantos traslados, de las especialidades con más demanda que son Psiquiatría, Medicina Interna por enfermedades infecciosas, VIH y hepatitis, Ginecología y Cirugía General viene el médico del hospital a visitarlos aquí.

¿Un recluso puede pedir un cambio de sexo o la eutanasia?

En el primer caso, sí. Y se actuaría igual que con un paciente normal. Pero a los reclusos con enfermedades graves e incurables se les concede la libertad condicional por motivos humanitarios.

¿Qué medida adoptaría para mejorar la atención de la población reclusa de Palma?

Transferirnos a la conselleria de Salud. Habría una planificación y se desarrollarían estrategias de promoción de la salud.

Casi el cien por cien de los reclusos fuma en el patio, independientemente de las patologías que padezcan, no se benefician de ningún plan contra el tabaquismo.

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