La borrasca Blas no perdona ni a la Festa de la Llum, pese a la multitud de personas que esperaba con expectación desde primera hora para ver el espectáculo lumínico.

Un año son las restricciones por el coronavirus, y otro es la climatología. No es la primera vez que los mallorquines se tienen que resignar a seguir la Festa de la Llum, antiguamente conocida como el 'vuit' de la Seu, por streaming, aunque cerca de un centenar de valientes llegaron a desplazarse hasta la Catedral para presenciar el fenómeno que ocurre cada año el 11 del 11, el día de Sant Martí.

Sin embargo, se tuvieron que marchar decepcionadas. El espectáculo apenas se pudieron ver unos breves segundos, a las 8:25 de la mañana, cuando la luz del sol venció por unos instantes a las nubes y el esperado ocho se alineó un momento, poco nítido y con apenas algunos colores.

Nada que ver con otros años, en los que el rosetón menor regalaba a su hermano mayor un impactante desfile de luces claras y resplandecientes, tonalidades y matices durante varios minutos. Las nubes que encapotaban el cielo ya avisaban desde muy pronto que esta vez no sería así.

Un abrir y cerrar de ojos. Y después, casi todo el mundo ha abandonado la sala capitular. Desafortunada decisión: el ocho seformó una segunda vez, unos quince minutos después —alrededor de las 8.40 horas—, de manera algo más clara y colorida, y ligeramente más prolongada en el tiempo que en la primera ocasión.

Pero apenas quedaba una decena de personas para verlo. La mayoría se dieron por vencidos sobre las ocho y media, una hora después de que abrieran las puertas de la Catedral: "Se acabó lo que se daba. Nos vemos otra vez en febrero". Así se despedían algunos fieles al espectáculo que piensan volver en el segundo mes de 2022, en La Candelaria, fecha en la que el fenómeno lumínico se dará de nuevo.

En vista del panorama, hasta la propia Seu canceló el directo en sus redes sociales poco después de las ocho de la mañana. Y pese a que, finalmente, sí pudieron ver el 'vuit', la luz apenas siguió su tradicional recorrido por las bóvedas hasta llegar a la fachada principal de la Catedral. Y cuando llegó, lo hizoabatida y sin apenas fuerza ante un temporal imparable.

"Había viajado hasta Mallorca aposta para verlo"

Entre los asistentes, la mayoría eran turistas movidos por la popularidad del bello espectáculo. Incluso hay quien había viajado adrede para verlo: es el caso de Núria Renom, que cogió un avión ayer desde Sabadell, donde reside, para contemplar aquello que tanta expectación provoca en Palma. "Qué le vamos a hacer. Al menos yo estoy jubilada y tengo tiempo. Son cosas que pasan", comentó. Después del fiasco, la catalana decidió quedarse a la misa que se ha oficiado en la Catedral a las nueve. Con todo, no descarta volver a Mallorca alguna vez para darle una nueva oportunidad al 'vuit' de la Seu.

Esther Cano también se lo tomó con positividad, incluso aunque sus vacaciones en Mallorca hayan sido pasadas por agua. "Yo he venido con San Blas", bromeó. Residente en La Rioja, la viajera decidió que la isla sería el mejor destino para descansar unos días. El temporal tampoco le ha dado tregua a ella, así que su siguiente visita será en un sitio cubierto: "Me voy a las Cuevas del Drach, a ver si allí no acabo empapada", explica mientras se ríe y fotografía el altar con su teléfono.

Orientación sudeste

La técnica en gestión cultural de la Seu, Marta de Castro, ha explicado que el fenómeno lumínico se produce por un conjunto de condiciones, según indican las últimas investigaciones. Una de ellas es la orientación sudeste de la Catedral, que coindice con la salida del sol y que además viene predeterminada por la antigua mezquita.

A finales del siglo XIX, detalla de Castro, se construyó la fachada principal dejando un espacio libre para que se pudiera ver reflejada la luz que se cuela por el rosetón menor. Más tarde, a mediados del siglo XX, se hizo una abertura sistemática de las vidrieras laterales para que la luz se pudiera ver más matizada y con mejor claridad, como se ve a día de hoy cuando el clima lo permite.

"Nos alegra mucho que haya gente que se haya decidido a venir a pesar del tiempo. Se nota que tenemos ganas de recuperar la normalidad y que este evento ya se ha convertido en una tradición en Mallorca", manifestó la técnica en gestión cultural.

Desde el año 2012, la Seu abrió sus puertas al público para todo el que quisiera presenciar el espectáculo de luces. Desde que estalló la pandemia hay aforo limitado, aunque para compensar, el templo se encarga de emitir en directo el fenómeno. Miles de personas se conectan a sus dispositivos electrónicos para asistir de manera virtual; incluso muchos colegios lo retransmiten en las aulas para explicar a los niños cómo es posible que se produzca este efecto casi mágico en el día de Sant Martí y el de la Candelaria.