Los 22 pasajeros marroquíes que protagonizaron la fuga a la carrera, la noche del viernes, por las pistas de Son Sant Joan se toparon con las vallas que protegen el perímetro de las instalaciones aeroportuarias. El falso enfermo y un acompañante fueron trasladados a Son Llàtzer antes de que se descubriera la impostura.

Cuando los fugados llegaron ante una de estas vallas emplearon todas sus fuerzas para tratar de derribarla. Aunque no lo consiguieron por completo, el empuje del grupo hizo que el obstáculo no pudiera soportar la presión y quedara doblado. A partir de este momento, los fugitivos tenían el camino expedito para salir del recinto del aeropuerto y escapar por la isla.