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Entrevista
Iván Sambade Doctor en Filosofía Moral

«Sánchez es abolicionista, es la oportunidad para sacar adelante la ley que prohíba la prostitución»

«En Suecia, la normativa contra la explotación sexual ya ha tenido su impacto: han constatado una menor incidencia de las redes de trata»

El especialista en teoría de género Iván Sambade. | M.E.V.

El especialista en teoría de género y estudios de las masculinidades defendió ayer en Peguera que la construcción del deseo sexual del prostituyente «no es diferente del de los hombres en general en la estructura patriarcal: se realiza desde la desigualdad de poder entre ellos y ellas», considera

¿Cómo se construye el deseo sexual de los hombres que consumen prostitución?

Pues no se construye de manera diferente a la del deseo de los hombres en general en la estructura patriarcal. Es una construcción que se realiza desde la estructura de desigualdad de poder que persiste en nuestra sociedad. El deseo del prostituyente se caracteriza fundamentalmente porque a los hombres no les importa que las mujeres con quienes tienen prácticas de violencia sexual no les deseen a ellos. Son prácticas en las que no hay reciprocidad ni empatía. Es una relación de dominación.

¿A partir de dónde explica esta construcción del deseo de los hombres?

En la teoría feminista fundamentalmente y los estudios de las masculinidades. Lo que hago es partir de conceptos como masculinidad hegemónica, aunque prefiero el de masculinidad patriarcal. También tenemos dentro de nuestra teoría filosófica feminista en España a grandes maestras como Celia Amorós, que han hablado de los pactos patriarcales; Alicia Puleo, que lo ha hecho del patriarcado de consentimiento y también de la contrarreforma patriarcal, aludiendo a esa idea de lo que son las sociedades de ficción de igualdad en las que se reproduce de nuevo el patriarcado; a Ana de Miguel, que ha puesto en solfa la idea del neoliberalismo sexual, es decir, la idea de que se está construyendo una industria del sexo que en realidad es una industria de explotación de la sexualidad de las mujeres, y a otras teóricas clásicas como Kate Millett o Shulamith Firestone, entre otras.

Es fundador de la Asociación de Hombres por la Igualdad ‘Codo a codo’ de Palencia. ¿Estas iniciativas son una vía para combatir la lacra de la prostitución?

La mayoría de los hombres que nos dedicamos al análisis de la masculinidad patriarcal pensamos que no sólo basta con analizar sino que hay que cambiar, tener una implicación social. Por eso, casi todos somos activistas. El activismo profeminista, digo «profeminista» porque no somos los sujetos del feminismo sino aliados de ese cambio, lo que hace es interpelar a los iguales, a otros hombres, para que tomen conciencia de que la masculinidad en la que hemos sido socializados realmente es una identidad perpetrada por la desigualdad y reproduce desigualdad e injusticia contra las mujeres. Desde la asociación, participamos en reivindicaciones públicas contra la violencia machista, hemos participado en concursos públicos y actos sociales donde reivindicamos la necesidad de un cambio, de una política de corresponsabilidad entre hombres y mujeres y también la necesidad de que el hombre se implique en los cuidados. Nosotros debemos realizar nuestra transformación social hacia múltiples y diversas masculinidades, pero todas construidas desde el eje de la igualdad.

¿Les está costando llegar a otros hombres?

El discurso llega fácilmente. La cuestión es que el discurso dé lugar realmente a una auténtica transformación social y emocional. Implica que las políticas de igualdad puedan implementarse de una manera plena. Por ejemplo, en el caso que estamos aquí debatiendo, estamos a favor de una ley integral abolicionista de la prostitución.

Sánchez ha anunciado esa abolición pero parece que no lo va a tener tan fácil con los socios de Gobierno.

Sánchez sí se ha pronunciado como abolicionista, como su partido que está al frente del Gobierno. Eso es bueno y lo importante es que esa ley salga adelante y que sea efectiva. Necesitará muchos recursos seguramente. En Suecia, un país abolicionista, ya se constata que las redes de trata tienen una menor incidencia y que la prostitución es menor.

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