Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tranquilidad en el cementerio de Palma en el primer Tots Sants sin restricciones

La jornada transcurre con calma bajo la amenaza de lluvia, sin aglomeraciones ni atascos, y con menos movimiento de lo habitual - El acto institucional de Cort se lleva a cabo en formato reducido y recorre los puntos emblemáticos del recinto

25

Palma celebra Tots Sants Guillem Bosch

La vieja normalidad ha llegado también al cementerio de Palma. Ayer, día de Tots Sants, el camposanto amaneció lleno de flores y familias que acudieron a honrar a sus difuntos. Aun así, las visitas fueron ordenadas y escalonadas, y no se produjeron apenas aglomeraciones.

A diferencia de otros años prepandémicos, en que la entrada de ca l’Ardiaca se llenaba hasta los topes, esta vez la jornada transcurrió tranquila y con menos movimiento de lo habitual. El día gris y lluvioso no invitaba al paseo; y en cuanto al tráfico, tampoco se registraron atascos considerables. Hacia el mediodía, a medida que el sol fue abriéndose paso, aparecieron más visitantes con ramos, centros y coronas entre las manos. Igualmente, la afluencia fue inferior a otras ocasiones.

Todos los jueves

A pesar de todo, para algunos, el Día de los Difuntos sigue siendo una cita ineludible para honrar a sus seres queridos. Es el caso de Carmen, que adorna la tumba de su hijo unos días antes para que en Tots Sants amanezca engalanada. En la señalada efeméride, su amiga Soledad la acompaña al cementerio de Son Valentí y ambas rinden un silencioso homenaje frente al sepulcro.

De hecho, desde que su hijo falleció hace 18 años, Carmen acude sin falta todos los jueves al camposanto para recordarle. El primero de noviembre tampoco falla, aunque ella volverá la semana que viene, y la siguiente, y todas las que le siguen. Por eso, asegura que la imagen del cementerio se degrada los días posteriores a la festividad: «Hoy está precioso, pero me da pena verlo abandonado el resto del año. Las flores se pudren poco después, y aunque los trabajadores van quitándolas poco a poco, me gustaría verlo más cuidado todos los días del año», lamenta. El lugar en el que descansa su hijo está siempre impoluto; cuando el suelo se ensucia, la madre se trae su propia escoba y recogedor y se asegura de que quede limpio.

Ana, que también acude desde hace años a la llamada de los difuntos el día de Tots Sants, conoce este problema, y para remediarlo trae sus ofrendas florales en una maceta con agua, en lugar del clásico ramo envuelto en papel de aluminio. Según explica, así tardan menos en pudrirse.

Acompañada de su hermana María y su cuñado Juan, acude a Son Valentí a dejar el honorable tiesto en una única sepultura en la que yacen hasta cinco de sus familiares, entre ellos sus padres y una sobrina que falleció con ocho años de edad. «Cada vez viene menos gente. No sé si es la pandemia, el mal tiempo o que con los años se está perdiendo la tradición», manifiesta Ana.

María, sentada a su lado, asegura jocosa que ellos también tienen el ataúd preparado: «Nosotros también tenemos tumba, pero todavía no la hemos empleado. Cuando llegue el momento yo prefiero que me incineren».

Y es que, la muerte y el luto de los difuntos es de lo más personal. Los hay que se ahorran la ofrenda para obsequiar al muerto de otra manera más íntima: «Yo no necesito comprar flores, a mi padre lo llevo siempre en el corazón», explica Teresa: «Cuando vengo, hablo con él como si me escuchara. La gente debe pensar que estoy loca», bromea.

Otros, como Natividad, acuden a la cita porque disfrutan de ver el espectacular cementerio regado de crisantemos, gladiolos, claveles, rosas y margaritas. Y este año, uno se deleita el doble, sabiendo que después de más de un año de restricciones, el cementerio se puede visitar por fin con calma y normalidad.

Cort celebra su tradicional acto

Por otro lado, el acto institucional de Cort se realizó en un formato reducido por la amenaza de la lluvia, aunque finalmente se pudo llevar a cabo sin incidentes. La concejala de Seguridad Ciudadana, Joana Maria Adrover, el presidente de Emaya, Ramón Perpinyà, el regidor de Cultura, Llorenç Carrió, y el concejal de Participación Ciudadana y presidente de la Empresa Funeraria Municipal (EFM) de Palma, Alberto Jarabo, hicieron un recorrido por varios de los puntos más importantes del cementerio, como la plaza Ramon Llull -donde se ha instalado un monolito en memoria de los fallecidos por la covid-, la plaza del Record o la plaza de la Llibertat, junto al Mur de la Memòria. El alcalde de Palma, José Hila, no asistió al tradicional homenaje este año.

Por su parte, Jarabo manifestó que en Palma coexisten «la ciudad de los vivos y la de los muertos» y que ambas «están en permanente conexión». 

Junto a la placa que conmemora a las víctimas de la pandemia, el concejal explicó que este monolito «representa también el mérito de quienes nos cuidan cuando nos tenemos que despedir». Asimismo, puso en valor la labor de los trabajadores de la EFM y recordó que, aunque se hayan suavizado las restricciones por la covid, todavía se vive «un momento delicado».

Flores a los caídos en el Mur de la Memòria

En el día de Tots Sants también se conmemora con rosas a los caídos durante la dictadura. Las flores se colocaron en el Mur de la Memòria del cementerio de Palma, sobre los nombres de los más de 1.500 mallorquines represaliados por el fascismo y la Guerra Civil.

Flores a los caídos en el Mur de la Memòria Guillem Bosch

Compartir el artículo

stats