Cáritas Mallorca y la Fundación Social La Sapiencia, que forma parte de la Delegación de Acción Social y Caritativa del Obispado de Mallorca, reclamaron este jueves en un acto celebrado en los jardines de la fundación, en Palma, más atención para las personas sin hogar y han denunciado su desprotección y la falta de garantías para poder desarrollar una vida digna.

Con motivo de la conmemoración el próximo 31 de octubre del Día de las Personas sin Hogar, Cáritas junto con otras entidades sociales han organizado diferentes actividades para poner el foco sobre la realidad de las personas que no pueden acceder a una vivienda. Después de 29 años de campañas de dar voz a las personas sin techo, este año con el lema ¿Sin salida? Perdidos en un sistema de protección social que no protege se interpela a que la sociedad diga «basta» a este problema.

En el acto de ayer se reunieron trabajadores y usuarios de la propia Casa de Familia, personal del IMAS, trabajadores y trabajadoras de Cáritas y del Obispado de Mallorca. Estuvieron presentes también el Obispo Mons. Sebastià Taltavull; el director insular de inclusión social, Guillermo Montero; la directora de Cáritas Mallorca, Esther Romero, y el director de la Fundación La Sapiencia, Antoni Moyà.

Testimonios en primera persona

Al inicio del acto se pudo escuchar de primera mano los testimonios de personas que, por diversas circunstancias, no han podido acceder a una vivienda.

Entre estos testimonio estuvo el de Andrés Fernández, palmesano de 57 años, quien relató que gracias al programa Habitatge y a los Servicios sociales pudo recuperar familia, trabajo y sobre todo autoestima para vivir con dignidad. Fernández reclamó una solución al problema de la vivienda por parte de los políticos.

También relató su experiencia Jordi Lacasa Mora, barcelonés de 52 años y enfermo de esclerosis múltiple, que tras perderlo todo por su enfermedad se encuentra en Acogida Residencia de Casa de Familia desde junio de este año. «Anteriormente estuve en el CRAF, pero por mi enfermedad (esclerosis múltiple) no era el sitio adecuado», aseguró. «Necesitaba algo más sanitario, con médico y enfermeras… porque tengo dolores».

José Eduardo Rodríguez, de años 61 años y residente en Palma, declaró que aun trabajando, la vivienda estaba fuera de su alcance, «por los precios elevados y por las condiciones que piden». Se quejó de la administración, «por su lenta burocracia y por la falta de personal para poder dar citas, información, solicitudes…» y reclamó agilizar los trámites y más subvenciones y facilidades para acceder a una vivienda.

Por último, Adriana Dubcová, de nacionalidad eslovaca y 44 años, relató que actualmente se encuentra en el proyecto Hausting First, lo que ha supuesto un cambio «a mejor desde el primer día. Empecé a tener seguridad, dignidad, y me siento de nuevo como una persona». Dubcová declaró haber tenido sensación de desprecio al tener que vivir en la calle o en algún albergue, y aseguró que «si todos pudiéramos tener una vivienda y trabajo nada de esto pasaría».

Al final del acto se leyó un manifiesto en el que se recalcó la grave situación de desprotección social y de falta de oportunidades en la que se encuentran miles de personas que no pueden acceder a una vivienda.