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Durante 2020 se atendieron unos 90 infartos menos en Son Espases

El hospital ya ha realizado 68.000 cateterismos

Una parte del numeroso equipo de Cardiología Intervencionista de Son Espases que está integrado por sesenta profesionales. | HUSE

Durante 2020, el primer año pandémico en el que se confinó a la población durante casi cien días, llegaron menos infartos de los habituales a Son Espases. En concreto se atendieron un 15% menos (90) de la carga asistencial habitual, unos 600 episodios coronarios al año, reveló el jefe de Cardiología del hospital de referencia, Vicente Peral.

Inicialmente se atribuyó el menor número de infartos a la suspensión de la actividad laboral, al confinamiento y al teletrabajo que redujeron el nivel de estrés habitual entre la población y, con él, el número de eventos coronarios.

«Muchos se infartaron en casa, no acudieron al hospital por las circunstancias que fueran, y nos llegaron más graves», reveló el doctor Peral, explicando que una persona puede sufrir un infarto y tras los momentos iniciales de fuerte opresión deja de sufrir dolor y retrasa su asistencia a un centro hospitalario por lo que cuando finalmente llega lo hace con una insuficiencia cardiaca, una arritmia u otra disfunción.

En este punto, el especialista recordó que la atención temprana en un infarto es esencial para evitar que la falta de riego sanguíneo necrose y deje inservible más músculo del corazón.

Este profesional, que señaló que en este 2021 se ha recuperado la actividad asistencial habitual en este campo, abundó que el año pasado también se produjeron inasistencias a cateterismos ya programados, previsiblemente también por miedo de los pacientes citados a contagiarse con el nuevo coronavirus.

Segundas residencias

Una de las circunstancias que constataron en el servicio de Cardiología durante el confinamiento es que los traslados al hospital de pacientes infartados superaban el tiempo medio de llegada tras el episodio cardiaco, estimado en unos cuarenta minutos, precisamente porque buena parte de la población se mudó a su segunda residencia durante el confinamiento y, al estar situadas fuera de los principales núcleos úrbanos, se alargaron los traslados en ambulancia hasta el hospital. Aunque no tanto como para evitar que los tiempos de atención fueran «correctos», subrayó el doctor Vicente Peral.

Profesionales realizando un cateterismo en Son Espases. | HUSE

El especialista explicó que mientras una angina de pecho produce dolor en el pecho por el estrechamiento de una arteria sin que se produzca su cerramiento absoluto, en un infarto la oclusión arterial sí es completa y la falta de riego sanguíneo provoca «muerte celular y daño muscular», de ahí la imperiosidad de atenderlo sin demora.

En las dos patologías es preciso realizar un cateterismo para reabrir la arteria y colocar un stent (muelle) que la mantenga abierta para que el flujo sanguíneo circule con normalidad. Esta técnica es un procedimiento complejo e invasivo que permite valorar la anatomía del corazón y de las arterias coronarias y se realiza insertando un tubo largo delgado llamado catéter en una arteria o vena de la ingle, el cuello o el brazo y se pasa a través de los vasos sanguíneos hasta el corazón.

El servicio de Cardiología de Son Espases ya ha realizado un total de 68.000 cateterismos, muchos de ellos exploratorios o diagnósticos, matizó el cardiólogo, y el pasado mes de septiembre alcanzó la cifra de 20.000 angioplastias (para tratar anginas de pecho). El 60% de estas intervenciones se realizan en régimen ambulatorio.

El equipo de Cardiología intervencionista del centro de referencia está integrado por un total de 60 profesionales que atienden las patologías coronarias (anginas de pecho e infartos) que concentran el 90% de su actividad, así como otras cardiopatías congénitas o estructurales.

Tres casos graves de miocarditis

El doctor Peral reveló que, contrariamente a lo que se pensó inicialmente, la infección por covid-19 no provocaba la formación de más coágulos en las arterias coronarias pero sí causó miocarditis (inflamación del músculo cardiaco) graves en tres pacientes jóvenes, con edades comprendidas entre los 25 y 50 años, que obligaron a someterles a trasplantes de corazón en centros especializados de la península. «El problema es que el sistema inmunitario de los afectados atacaba al músculo del corazón cuando detectaba la presencia del virus. Y es que el patógeno se mostraba con unos receptores muy similares a los del tejido cardiaco», explicó el especialista revelando que al menos dos de los afectados ya han sido trasplantados.

Salas públicas de hemodinámica

En estos momentos, la sanidad pública balear cuenta con cuatro salas de hemodinámica en la que realizar los cateterismos, dos en Son Espases, una en can Misses y otra en Son Llàtzer que comenzará a funcionar el próximo mes de noviembre. El cardiólogo jefe explicó que todas ellas dependerán de su departamento y que cardiólogos del centro de referencia se desplazarán a los otros hospitales para formar y aportar su experiencia, además de para garantizar que todos los especialistas realicen un número parejo de cateterismos y todos ellos adquieran la pericia necesaria. En Menorca, donde se carece de este recurso asistencial, se sumistra al paciente fármacos fibrinolíticos para solventar inicialmente el problema antes de su derivación a otro centro.

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