Un total de 1.200 personas mayores de Baleares fueron atendidas el año pasado por la Cruz Roja gracias a la casilla solidaria del IRPF que gestiona la conselleria de Asuntos Sociales y Deportes.

Hasta 238 voluntarios de Cruz Roja dedican parte de su tiempo a la atención a las personas que viven en soledad, a quienes les ofrecen apoyo presencial y emocional, en sus casas y por teléfono.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en este archipiélago hay 108.300 personas que están solas, de las que 43.000 son mayores de 65 años.

Junto a estos voluntarios hay un equipo técnico de profesionales (psicólogos, enfermeros y trabajadores sociales) que diseñan las intervenciones y, a la vez, respaldan y asesoran a todos los voluntarios en el desarrollo de este trabajo solidario.

Según Cruz Roja, en los últimos años se ha observado un aumento de las personas interesadas en hacer labores de voluntariado.

En cuanto al perfil del voluntario, cada vez hay más jóvenes y con un nivel de estudios más alto. Se trata, según la Conselleria, de una actividad altruista que va en aumento.

Desde los años 90, Cruz Roja desarrolla proyectos dirigidos a paliar la soledad y apoyar al colectivo de personas mayores. Desde 1991 esta entidad recibe financiación de los fondos sociales del IRPF, una ayuda que gestiona la Conselleria desde el año 2017.

Una de las personas beneficiadas por este programa es Esperanza, una mujer de 85 años con artrosis que hace años que no puede salir a la calle si no es acompañada.

Hace dos años, animada por la enfermera que la atiende, solicitó formar parte del programa de Cruz Roja de Atención Integral a personas mayores en situación de vulnerabilidad.

Miguel, el voluntario que la acompaña, la visita una vez a la semana y salen a pasear por el barrio si se encuentra bien. Es el único momento de toda la semana que sale de casa.