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El ocio nocturno se estrena en Mallorca después de 18 meses

Las discotecas de Palma se preparan para la reapertura este viernes

Abrir las salas de fiesta, como el Lunita o Victory's, es uno de los últimos pasos hacia la nueva normalidad que Balears se ha atrevido a dar

Las discotecas de Palma se preparan para la reapertura este viernes

Las discotecas de Palma se preparan para la reapertura este viernes Bernardo Arzayus

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Las discotecas de Palma se preparan para la reapertura este viernes Irene R. Aguado

El Govern balear ha dado el pistoletazo de salida a las discotecas para que reinicien su actividad este viernes, después de más de 18 meses cerrados por el estallido de la pandemia. La mayoría de empresarios de salas de fiesta han optado por retrasar la reapertura. Otros permanecen a la espera, con cierto escepticismo. Los pocos que han decidido lanzarse a la aventura se cuentan con los dedos de las manos en la isla de Mallorca.

Pere Joan Navarro es el encargado de la discoteca Lunita, ubicada en Can Pastilla. Desde que el portavoz del Govern, Iago Negueruela, anunció la reapertura del ocio nocturno, este local se embarcó en una carrera a contrarreloj para reiniciarse: "Es prácticamente volver a abrir un negocio desde cero", asegura el encargado.

Pese a todo el trabajo que le está llevando —a él y a una decena de técnicos que se están dejando la piel esta semana en el local—, el responsable está convencido de que abrir la discoteca con las condiciones del Govern "no será rentable". El aforo del establecimiento es de unas 500 personas, aunque una de las restricciones es reducir la capacidad al 75%, o sea, unas 375 personas en el caso del Lunita.

Según explica Navarro, es "imposible" alcanzar esta cifra de personas con los requisitos que pide el Govern en cuanto a distancia entre mesas y clientes. De hecho, los responsables de la discoteca han acabado por sentenciar la pista de baile en pro de que puedan caber más personas; ahora, el Lunita tendrá una pequeña zona donde solo podrán bailar unos cinco afortunados con mascarilla y distancia entre ellos.

Los demás tendrán que permanecer sentados; y si se animan, tendrán que hacer cola para esperar a que alguien salga de la pista. A cambio, la discoteca gana espacio para que entren más personas. Cumpliendo todas las restricciones de distancia y calidad del aire, Navarro prevé que puedan entrar menos de 200, aunque el 75% del aforo permite que entren muchas más.

Lo mismo le ocurre a una de las copropietarias de la sala de fiestas Victory's en Es Rafal Nou, Bárbara Victory. El agravante, en este caso, es que se trata de una escuela de baile, además de una discoteca, por lo que mover el esqueleto es lo más importante y sacrificar metros de la pista es inviable.

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Las discotecas de Palma se preparan para la reapertura este viernes B. Arzayus

La responsable de Victory's ha tenido que reestructurar toda la sala para resolver el rompecabezas. Finalmente, ha logrado una fórmula que permite la convivencia entre una pista de baile amplia y una zona de mesas separadas entre ellas, aunque no las tiene todas consigo: "No sé si saldrá rentable", lamenta. En cualquier caso, lo importante es que todo el equipo rebosa de felicidad por poder abrir: "Estamos muy contentos", asegura la empresaria, que regenta la discoteca junto a su familia.

El responsable del Lunita, en cambio, se muestra más dudoso, y tiene claro que, con unas condiciones tan estrictas, "abrir el negocio no compensa". Preguntado, entonces, por el motivo de su decisión, explica que es miembro de la Asociación Balear de Ocio Nocturno de Baleares (ABONE), y alguno de los afiliados a la entidad tenía que abrir para sentarse a hablar con Iago Negueruela en la Mesa de Diálogo Social y explicarle que "así no funciona".

Y eso que la puesta a punto no es barata. En Lunita, ha costado entre 15.000 y 20.000 euros reiniciar todo el engranaje. En Victory's, afortunadamente, la escuela de baile lleva abierta varios meses; lo que ha habido que desempolvar es la sala de fiestas, que lleva cerrada desde que estalló la pandemia.

Recargar todas las cámaras frigoríficas, poner a punto el aire acondicionado y los extintores, repasar los cuadros eléctricos, pintar el local, sacar a los trabajadores de los ERTE, gestionar las reservas y realizar pedidos urgentes a los proveedores son algunas de las tareas que los empresarios tienen que hacer en un tiempo récord.

La ilusión y las ganas de volver a trabajar hacen que los empresarios le ganen la carrera al poco margen de tiempo que tienen. A cambio de todo el esfuerzo, lo que piden a sus clientes es que cumplan las medidas y que pongan de su parte para que la vuelta al ocio nocturno sea segura y no haya que dar marcha atrás en la desescalada hacia la nueva normalidad.

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