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Boulevard | ERC, Compromís, Más Madrid, Bildu, BNG,... ¿y Més?

José Hila estaba dispuesto a ceder en la prórroga de terrazas de bares en los aparcamientos, solo la firme voluntad de Jarabo impidió la continuidad de los adefesios

La ciudad holandesa de Utrecht no solo puede presumir de contar con una calle dedicada a ‘Balearen’, sino que la leyenda adjunta especifica que la entidad incorporada al nomenclátor urbano consiste en «un archipiélago en el mar Mediterráneo».

E l declinar de Podemos no se traduce en un marasmo de la izquierda, sino en un florecimiento de progresismos regionales que tutean también con pe al bipartidismo. Esquerra Republicana es el partido más votado en Cataluña, el BNG ocupa la segunda plaza en Galicia con cinco escaños de ventaja sobre el PSOE, también Más Madrid desborda a los socialistas frente a Isabel Díaz Ayuso, en tanto que Compromís vicepreside Valencia con una anotación a la altura de PP y Ciudadanos. Bildu es la única formación que planta cara a la hegemonía del PNV en Euskadi, doblando al PSOE y cuadruplicando al PP. Sin olvidar a Geroa Bai en Navarra, y así sucesivamente.

Todos los partidos citados cumplen con la regla de superar a PP o PSOE en sus respectivas comunidades. ERC, Compromís, Más Madrid, Geroa Bai, Bildu, BNG,... ¿y dónde queda Més? Todos los partidos citados duplican o triplican los resultados de la fuerza ecosoberanista mallorquina. Gobiernan, cogobiernan o definen la política regional, no son meros apéndices. Por tanto, conviene despojarse de victimismos minoritarios, para resignarse a testificar el fracaso de la izquierda autóctona.

La renovación de la cúpula de Més significa cuando menos que el partido asume los objetivos incumplidos. A partir de aquí, conviene familiarizarse con los dos aspirantes a que Més se homologue con las formaciones paralelas de otros territorios. Antes de leer sus entrevistas en este diario, era incapaz de distinguir a los alcaldes de Esporles y Deià. Y después de leerlas, todavía menos. Está claro que la igualación estatal de los ecosoberanistas no llegará por la vía del discurso.

Todo lo anterior pretende despojar al progresismo de su coartada esencial. «Mallorca siempre será de derechas» no era un eslogan del PP, sino la coartada de la izquierda que tenía una relación oculta paternosexual con Gabriel Cañellas y sobre todo con el cañellismo. Lo querían invencible. No me lo han contado, lo sé, vivía allí dentro, impregnado de la atmósfera asfixiante. Hasta que aparecieron dos discrepantes llamados Pere Sampol y Eberhard Grosske, que se detestaban mutuamente pero sobre todo odiaban al caciquismo. Los votantes tuvieron que despertar a los políticos resignados al conservadurismo mallorquín, hasta redondear la comunidad más progresista de España.

José Hila estaba dispuesto a ceder en la prolongación de terrazas de bares en los aparcamientos, solo la decidida voluntad de Alberto Jarabo impidió la continuidad de los adefesios. La lógica de su mantenimiento obligaría a autorizar a los manteros, o a otorgar la aprobación a cualquier ciudadano que depositara sus enseres en la vía pública.

Leo con atención que «los hoteleros que arrastran préstamos importantes van a toparse con el muro de la deuda, y por eso algunos ya intentan vender, con el temor a que se pierda una hotelería familiar que se arriesga a pasar a manos de fondos extranjeros». Aunque lo parezca, el extracto del semanario L’Express no se refiere a Mallorca, sino a la evolución turística de París. Cambian las geografías, pero no los problemas. La diferencia es que aquí nadie efectuaría una consideración familiar o de apego al territorio. Se vende y punto.

En la imagen de K. G. que hoy nos ilustra, mi viaje anual a nuestros dominios de los Países Bajos, donde hoy gobierna el virrey Valtònyc, me reservaba una sorpresa. La ciudad holandesa de Utrecht no solo puede presumir de contar con una calle dedicada a ‘Balearen’, sino que la leyenda adjunta especifica que la entidad incorporada al nomenclátor urbano consiste en «un archipiélago en el mar Mediterráneo». Esta leyenda favorecería la contextualización tramposa de las calles palmesanas franquistas dedicadas a Olite o Toledo. Aunque los holandeses disponen de una colonia en Portals Nous, uno de ellos me precisaba que «conocía Mallorca o Menorca, pero no sabía que existían las Islas Baleares». Los que vivimos en ellas también ignoramos su existencia.

Se acabaron los reportajes de UCI, los enfermos de coronavirus descienden a segunda división. No me cabe duda de que a una persona ingresada en el hospital por covid, tras vacunarse religiosamente, le servirá de consuelo saber que solo se infecta una pequeña parte de los inmunizados.

Reflexión dominical longeva: «Vivió lo suficiente para traicionar todos sus principios».

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