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El Consultiu afirma que la riada de Sant Llorenç fue inevitable

La familia de una de las víctimas ha demandado al Govern porque mantiene que no existió una previsión de las fuertes precipitaciones - Se defiende la actuación del Servicio de Emergencias

La riada de Sant Llorenç ocasionó la muerte de trece personas. Manu Mielniezuk

La demanda judicial que la familia de una de las víctimas de Sant Llorenç no contará con el apoyo del Consell Consultiu, que descarta cualquier responsabilidad cometida por el Servicio de Emergencias del Govern en las muertes que provocó el desbordamiento del torrente. Los familiares consideran que la administración cometió una grave negligencia al no advertir con anterioridad del fenómeno meteorológico, con lo que podría haber avisado con anterioridad a la población para que tomara medidas de precaución. El órgano de consulta se ha tenido que pronunciar sobre la demanda que ha presentado la familia del que fuera alcalde de Artà, Rafael Gili, que fue una de las trece víctimas que murió ahogado por la riada. La muerte le sorprendió cuando estaba comprobando el nivel de agua de su garaje.

La familia considera que el mal tiempo previo al desbordamiento del torrente de Sant Llorenç ya debió alertar a los responsables del servicio de Emergencias, que no aplicaron el correspondiente plan de seguridad ante una situación de fuertes precipitaciones. Los familiares, para defender la demanda, descartan que se pueda hablar de fuerza mayor, sino de una falta de planificación y previsión. Esta interpretación del incidente no lo comparte el Consell Consultiu, que en su informe realiza un detallado análisis horario de cómo se desarrollaron los acontecimientos. Aunque el día 9 de octubre de 2018 había llovido durante todo el día, la tormenta que desencadenó el desbordamiento del torrente de Sant Llorenç no se desencadenó hasta las siete de la tarde. Hasta ese momento ni el Servicio Meteorológico, ni tampoco Emergencias, tenían la más mínima sospecha de que iba a producirse una precipitación tan fuerte, que desbordaría el torrente. El Consultiu considera que antes de esa hora el Servicio de Emergencias había recibido muy pocas llamadas y todas ellas eran por incidentes leves. La alarma no se disparó hasta la gran precipitación de las siete de la tarde. Poco después se puso en marcha el plan de inundaciones y se aplicó incluso antes de que el Servicio Meteorológico declarara la alerta roja. Hasta ese momento se mantenía el nivel amarillo de alerta. En el informe, el Consultiu concluye que «no hubo pasividad, ni dejación, por parte de los servicios de emergencia, que ajustaron su actuación a la información con la que contaban en cada momento para hacer frente a un acontecimiento que desbordó cualquier previsión y que por ello debe calificarse de catastrófico. Este informe del Consultiu es necesario para el proceso judicial, pero no es vinculante, ni de obligado cumplimiento, para el juez que resuelva la demanda.

Otro plan no aseguraba que la víctima se hubiera salvado

Por desgracia nunca se sabrá, pero el informe del Consultiu señala que no existe ninguna seguridad de que si Emergencias hubiera aplicado antes el plan ante las inundaciones, la víctima hubiera podido sobrevivir a la riada.

El informe también cuestiona que la versión de los acontecimientos que narra la familia del fallecido no coincide con el resultado de la investigación de la Guardia Civil. Los agentes determinaron que la riada sorprendió a Rafael Gili porque decidió salir al patio de su casa y comprobar si el agua ya estaba inundando el garaje. El Consultiu señala que no es lo mismo que la riada te sorprenda cuando se está resguardado en el interior de la vivienda, que estando en el exterior.

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