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En contra | Joan Riera Munar: «Armengol es muy lista, Prohens es una lectora de argumentarios»

La huella de Joan Riera Munar (Alaró, 1956) en Diario de Mallorca no solo es imborrable, sino que se mantiene viva en sus artículos tras la jubilación oficial, después de 25 años de subdirector y casi cuarenta como periodista de esta cabecera, bajo la enseña de «la honestidad, porque la independencia es imposible»

«Armengol es muy lista, Prohens es una lectora de argumentarios» | B.RAMON

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿Qué tal se vive ahí fuera?»

Muy bien sin responsabilidades pero también muy estresado, porque a un jubilado activo le sobran oportunidades para andar con la agenda repleta.

La principal misión del subdirector es ser director en lugar del director.

Nunca he perseguido la dirección, porque siempre pensé que no quería llegar a mi máximo nivel de incompetencia.

Su lengua es el catalán.

Sin ninguna duda, y a quienes duden, les recomiendo que consulten el Diccionario de la Real Academia. Y como solo realicé un curso con el optimista Francesc de Borja Moll, prefiero su estrategia de la diversión a los talibanes que quieren imponer el catalán a palos.

Estuvo a punto de dejarse literalmente la vida en el trabajo.

Mi mujer asegura que fue por el trabajo, yo digo que estuvo a punto de matarme la Atención Primaria con una apendicitis no diagnosticada en una semana, y que me salvó la UCI de Son Dureta, donde con ochenta días de estancia me dijeron que era el segundo clasificado. Con el coronavirus, me he quedado fuera del podio.

¿Cuál es su Diario de Mallorca ideal?

En primer lugar, que publique la noticia con independencia del beneficiado o afectado. En segundo, que beba menos en fuentes oficiales que sociales. Si encima está bien escrito y presentado, es la hostia.

¿Podría decir algo positivo de todos los directores que tuvo?

Juan Antonio Fuster era próximo, Jordi Bayona llegó con ideas innovadoras aunque duró poco, Pedro Pablo Alonso es un buen defensa, con José Iglesias hicimos un periodismo muy combativo, Maria Ferrer creó un gran ambiente de trabajo. Las traje al diario a ella y a Marisa Goñi, con la oposición de otro redactor jefe que no quería gente de una universidad del Opus.

¿El día más feliz?

No fue la noticia más importante, pero la más divertida fue el prostíbulo del caso Rasputín. Además de su gran interés, contaba incluso con una banda sonora.

Hemos tenido una relación conflictiva con todos los presidents de Balears.

Sí, y eso es muy bueno para el periódico, un signo de honestidad. Con todo, quienes padecían los conflictos eran los directores. Actuaban como salvaguarda del subdirector, más desapercibido.

Pero si alguien desea ser president/a, coge de sherpa a un periodista de este diario.

No solo esto, sino que cuando tenían un conflicto de verdad, venían a pedir ayuda al diario. Cuando los partidarios de Matas atacaron a Cañellas desde El Mundo, y con todo lo que nos había pasado con el entonces expresident, vino a rogar que «por favor, publicad esto».

¿Un jefe ha de pegar patadas a las papeleras?

Puede pegarle una patada a la papelera en un instante en el que necesita descargar la tensión, y cinco minutos después ha de pedir disculpas por haberlo hecho.

Finalmente tiene un cargo político, de asesor en IB3.

En el Consell Assessor no tengo un cargo político, sino que es un organismo creado por los políticos, y que como en tantos otros no se han preocupado de darle contenido. Celebramos una reunión cada cuatro meses.

¿Es usted de Armengol o de Prohens?

Armengol ha sido una política muy lista. Prohens es para mí una desconocida, pero cuando he coincidido con ella me ha parecido una lectora de argumentarios, y eso es lo peor de lo peor.

¿En qué sería Mallorca diferente sin Diario de Mallorca?

Probablemente sería menos autocrítica. No sirve de nada, pero nos tragaríamos con más facilidad los destrozos que se producen. Sin Diario de Mallorca, quienes los denuncian tampoco tendrían un altavoz. Al menos lo decimos, aunque nadie haga caso. La isla es Cerro Rico de Potosí, cuando desaparezca la plata del turismo, quedará una enorme montaña hueca.

No sé si nos creemos que el periodismo sobrevivirá.

Estoy convencido de que sí, a pesar de demasiados errores recientes. Qué importa si se transmiten las noticias en papel o en una bolsa de patatillas, la clave es la honestidad y generar ingresos. Los editores decidieron servir pescado en dos portales, en uno gratis y en otro cobrando. Eso se paga caro, y tampoco soporto leer un medio sabiendo de antemano el enfoque de cada noticia.

¿Quién ha sido su auténtico director?

Todos te enseñan algo, incluso los malos.

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