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Laboral

Casi 90.000 fijos discontinuos frente al abismo invernal

La escasez del tiempo cotizado por uno de los colectivos laborales más importantes de las islas le hace depender de una prestación extraordinaria para no encontrarse sin ningún ingreso

La mayor parte de los fijos discontinuos de las islas tienen una actividad vinculada a la temporada turística. G. BOSCH

Govern y sindicatos no se cansan de repetir que la prioridad en estos momentos es conseguir que el Ejecutivo estatal reactive la prestación extraordinaria para fijos discontinuos a partir del día 1 del próximo mes. Porque la alternativa sería dejar a uno de los colectivos laborales más importantes del archipiélago sin ningún ingreso durante los largos meses invernales. Aunque ambas partes coinciden en que «pinta bien» para alcanzar el citado objetivo durante los próximos días, no se oculta el nerviosismo con que numerosas familias están viviendo esta espera hasta que se determine si esta ayuda se va a recuperar.

El problema radica en la situación excepcional que se ha vivido durante la pandemia. Antes de que apareciera la covid-19, la mayoría de los fijos discontinuos trabajaban cada año al menos durante seis meses (periodo que tienen garantizado en el caso del convenio de hostelería). Dado que hay que tener cotizados 360 días para cobrar una prestación por desempleo, eso les permitía reclamarla cada dos ejercicios, para recibir así entre 700 y 800 euros mensuales. El año en el que no les correspondía esta ayuda, podían solicitar un subsidio de unos 450 euros al mes para el que hay que tener cotizados solo seis meses.

Estos ingresos se complementaban con las reservas económicas obtenidas durante la temporada turística, alcanzadas en buena medida con la realización de numerosas horas extraordinarias y la renuncia a una de las jornadas de descanso semanal.

La suma de estas ayudas invernales y los ahorros del verano han permitido tradicionalmente a los fijos discontinuos superar el invierno sin problemas.

Pero el coronavirus ha hecho saltar por los aires este esquema, según se pone de relieve desde los sindicatos de las islas. Porque cuando la pandemia se inició en marzo de 2020, buena parte de este colectivo de casi 90.000 personas había agotado ya el derecho a la prestación y se preparaba para iniciar una nueva temporada turística, que finalmente se vio truncada.

Eso provocó que el tiempo cotizado por estos trabajadores durante el pasado año fuera mínimo, estando muchos de ellos todo el verano dentro de un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Hay que recordar que una pequeña parte de la planta hotelera pudo reabrir sus puertas a mediados de junio en una prueba piloto, y que a finales de agosto se dio por concluida la temporada turística al decidir los principales países emisores aplicar restricciones en los viajes.

El pasado invierno este colectivo pudo acceder a una prestación extraordinaria que le garantizó el cobro equivalente a la de desempleo, pero que se vio interrumpida con el inicio de la temporada alta de este año. En 2021 el tiempo que ha podido trabajar una gran parte de los fijos discontinuos se va a limitar a cuatro meses, insuficiente para obtener ni siquiera el subsidio de 450 euros antes mencionado, ni para conseguir un ahorro mínimo para superar la temporada baja, según subraya la secretaria general de CCOO-Hostelería, Silvia Montejano.

Miedo por la incertidumbre

Eso supone que si el Gobierno central no lo remedia, miles de asalariados de las islas se pueden encontrar a partir de octubre, a medida que vaya concluyendo la temporada, sin ningún ingreso durante el invierno. Y eso explica también el nerviosismo de este colectivo cuando se está solo a dos semanas de que esto empiece a suceder, sin que se tengan noticias de si la citada prestación especial se va a recuperar.

En cualquier caso, Govern y sindicatos insisten en que desde hace semanas todos están presionando al ministerio de Trabajo para que a partir del 1 de octubre se reactive esta ayuda, y se insiste en que ésta debería de mantenerse hasta el 31 de marzo del próximo año, coincidiendo con el inicio de una nueva temporada (Semana Santa) que en esta ocasión se espera que se mueva dentro de la normalidad una vez superada la pandemia.

Un ahorro agotado que agrava el problema

Aunque finalmente el Gobierno central reactive la prestación extraordinaria para fijos discontinuos a partir de octubre, los sindicatos admiten que éste no va a ser un invierno fácil para este colectivo, dado que no ha podido trabajar el tiempo suficiente durante este verano como para obtener un ahorro de refuerzo con el que hacer frente a los meses posteriores. Eso supone que durante la temporada baja muchos verán cómo sus ingresos se limitan a unos 700 o 800 euros mensuales por segundo ejercicio consecutivo.

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