No hay ninguna otra zona de España en la que el precio de la vivienda esté creciendo en estos momentos tanto como en Balears y Canarias, en buena medida por el impulso de la demanda extranjera. Al cierre de agosto, el valor medio de las residencias, tanto nuevas como usadas, era un 7,9% superior al de 2020 por esas mismas fechas en ambos archipiélagos, según el último informe publicado por la sociedad de tasación Tinsa. Ese incremento es el más alto del país, cuya media es de un 5,2%, y deja también atrás el de la costa mediterránea peninsular, donde este alza se cifra en un 6,1%.
Pero además, Tinsa aporta otro dato tan relevante como el anterior, y es que el precio medio de los inmuebles residenciales de Balears y Canarias se acerca ya a los máximos históricos que se registraron durante los primeros años de este siglo, en plena burbuja inmobiliaria.
El citado informe señala que el valor medio de ambos archipiélagos es solo un 9,4% inferior a esos máximos históricos, una situación que de nuevo no tiene parangón en el resto de España, dado que la media del país mantiene un 30,2% por debajo de lo que se pagaba durante el citado periodo de la ‘burbuja’ y, por citar otro ejemplo, en la costa mediterránea peninsular esa reducción se mantiene en un 40%.
El presidente de la Asociación Balear Inmobiliaria Nacional e Internacional (ABINI), Hans Lenz, y el portavoz de la Asociación Balear de Servicios Inmobiliarios (ABSI), Toni Gayá, señalan dos elementos claves que explican la evolución al alza en el precio de la vivienda balear. El primero es que con la reapertura en marzo de la llegada de visitantes extranjeros, se ha registrado un ‘boom’ de ventas entre este colectivo, con una clave adicional: las prisas por contar con una residencia en Mallorca han hecho que los precios se hayan negociado muy poco, aceptando pagar lo que reclamaba el vendedor, en todo caso con descuentos muy reducidos.
Eso ha hecho que las ventas se hayan centrado en un sector de alto poder adquisitivo, y que además no ha ‘regateado’ para conseguir rebajas.
Hay que tener en cuenta además que desde que en agosto del pasado año Alemania cerrara sus fronteras, se ha acumulado una demanda que a partir de marzo de este año se ha volcado en busca de una residencia en la isla.
De este modo, las compras a partir de abril por parte de extranjeros han sido notablemente intensas, y todo apunta a que septiembre será también un mes «potente» a la vista de las visitas que se están registrando en las páginas web de estas empresas.
Pero Lenz y Gayá coinciden en otro aspecto: la demanda local también comienza a mostrar claros síntomas de reactivación.
Una vez superado el miedo ante los efectos que la pandemia podía tener en la economía y en el mercado laboral, y con algo más de flexibilidad por parte de la banca a la hora de conceder hipotecas, ambos representantes del sector inmobiliario destacan el aumento de las compras protagonizadas por residentes en las islas, incentivadas por el altísimo coste que siguen teniendo los alquileres.
