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Odisea en la Trasmediterránea: camarote sucio y jaulas rotas para las mascotas

Una mallorquina denuncia las pésimas condiciones abordo de un buque de la naviera el pasado julio, sin que la compañía ni la Dirección de Consumo hayan atendido su reclamación

Estado de las jaulas para mascotas en el ‘Volcán del Teide’.

Lo que tenía que ser el inicio de unas vacaciones placenteras en la que una pareja mallorquina y su mascota viajaban rumbo a Valencia a bordo del Volcán del Teide de Trasmediterránea comenzó siendo toda una odisea, por el estado del camarote — «había pelos en las sábanas»— y «lo peor»: el estado del espacio donde tenía que hacer su perro la travesía de ocho horas, dentro de una jaula rota en un área en pésimas condiciones en la que los animales estaban sometidos a un ruido ensordecedor por la cercanía de los motores.

El viaje desde Palma a Valencia lo hicieron el pasado 18 de julio. Tras interponer una reclamación ante la naviera y la Dirección General de Consumo Pilar P. denuncia que todavía no ha recibido ninguna respuesta. Ni siquiera Trasmediterránea tenía hojas de reclamación a disposición de los pasajeros, «era una de sugerencias», advierte la denunciante. «La gente estaba muy enfadada».

El camarote, como muestran las sábanas, no había sido limpiado. | P. P.

Para empezar el acceso al barco se produjo con retraso, les perdieron las tarjetas de embarque y «entramos con nuestro vehículo y mascota cuando ya era la hora de salida». Para su sorpresa, «no nos pidieron ningún documento de identificación», ni DNI, ni certificado de vacunación, y tampoco «nos tomaron la temperatura, con lo que está pasando», critica Pilar.

Hablar por señas

Era tan tarde que ya no fue posible acceder al restaurante, «todo estaba cerrado», ni siquiera para tomar una bebida fría. «Todo fue un despropósito», continúa la pasajera. Lo peor estaba por llegar. Cuando fueron a dejar a su perro en el área para mascotas, se encontraron con que estaba sucia, las puertas de las jaulas estaban rotas, no les dieron un candado, como se acostumbra. «Nos dijeron que le dejáramos donde quisiéramos». Para más inri «había un ruido ensordecedor» por los motores. «Teníamos que hablar por señas», lamenta. «Mi marido no quería dejar allí a su perro. Nos dijeron que lo metiéramos en el baño del camarote, sin que nos vieran, porque está prohibido», dice sin dar crédito.

Y el camarote estaba sucio, «con las sábanas usadas, con pelos, y no había toallas». Pilar no fue la única que se encontró así el espacio que había contratado precisamente por mayor seguridad sanitaria por la covid. «La suciedad me impactó mucho», lamenta sobre un viaje por el que pagó 300 euros.

El viaje coincide con el traspaso a la nueva propietaria, Grimaldi

Este diario ha tratado de contactar a Trasmediterránea para conocer su versión sobre la denuncia de la mallorquina. Precisamente el grupo naviero italiano Grimaldi compró activos a Naviera Armas, propietaria de la Tras, para hacerse con sus rutas a las islas y cinco de sus buques, que ahora se explotan a través de Trasmed GLE, nueva filial de la compañía. Desde el grupo italiano se aduce que no es de su competencia porque fue al día siguiente del viaje, el 19 de julio, cuando pasó a sus manos. Pilar P. lo que persigue es que le devuelvan el dinero de los billetes que compró también para octubre. No quiere volver a viajar en esas condiciones y ni siquiera le han respondido con un recibido a su reclamación por email.

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