La compañía aérea low cost Ryanair no soporta que sus empleados se nieguen a seguir trabajando, a pesar de que con ello puedan sobrepasar el máximo de horas de trabajo que permite la normativa aérea. Y ello lo demuestra el despido disciplinario que sufrió la tripulación auxiliar de un avión que tenía su base en Palma, y que se negó a seguir trabajando en el último vuelo de regreso porque se sentían agotados, después de permanecer más de doce horas a bordo. Y si bien es cierto que la compañía irlandesa no tuvo más remedio que aceptar esta negativa a volar, la decisión disciplinaria que adoptó fue inmediata. Al día siguiente, después de ser convocados los cuatro trabajadores a las oficinas centrales de la compañía en Irlanda, recibieron la carta de despido. Les acusaron de anteponer sus intereses personales (sin tener en cuenta la seguridad aérea) a los de los pasajeros. Los tripulantes auxiliares se sintieron injustamente tratados y decidieron recurrir el despido. A pesar de que la compañía intentó que este conflicto laboral se resolviera en Irlanda, donde tiene ubicada su sede la empresa, el TSJB ha rechazado esta petición. Los jueces creen que el despido fue irregular y condena a la compañía, bien a readmitir a estos trabajadores o bien a pagarles una indemnización.

Los sueldos que cobran estos trabajadores auxiliares que contrata Ryanair no son excesivamente altos, teniendo en cuenta las cifras que se manejan en el negocio de la aviación. Cobran una media de mil euros al mes. Además, los trabajadores tienen que pagar de su sueldo los uniformes que les proporciona la compañía. En el contrato, que firman a través de una empresa intermedia, que cede sus empleados a la compañía aérea, los trabajadores aceptan encargarse de las tareas propias de un auxiliar de vuelo, que es estar pendiente de los pasajeros durante el trayecto. En el acuerdo queda muy claro que el empleo está basado en las normas irlandesas.

El día 8 de julio de 2018 la tripulación empezó a trabajar por la mañana. Había prevista una jornada de cuatro vuelos. El primero salía de Palma, con destino a Madrid y de allí a la ciudad alemana de Colonia. El avión salió con retraso, que fue aumentando durante toda la jornada. El último vuelo salía de Alemania y regresaba a Mallorca. La tripulación auxiliar comunicó al comandante que estaban agotados, ya habían trabajado un exceso de horas, y no se veían capaces de atender al pasaje que se desplazaba a Mallorca. El comandante comunicó la situación a la compañía, que según explica la sentencia, estuvo presionando a sus empleados para que trabajaran en el vuelo de regreso, pero se negaron a ello. Al final fue necesario sustituir a toda la tripulación, incluidos los pilotos. La sentencia confirma que la plantilla auxiliar había realizado aquella jornada muchas horas de trabajo y si se encargaba del vuelo de regreso, habría superado el límite que establece la normativa aérea.

A diferencia de lo que sostenía Ryanair, el tribunal no aprecia ningún indicio de indisciplina ni desobediencia en la conducta de estos empleados que, en cualquier caso, no fueron los responsables de que el vuelo de regreso desde Alemania despegara dos horas más tarde del horario previsto. Sin embargo, el tribunal tampoco entiende que con este despido disciplinario se produjera una vulneración de los derechos fundamentales de los trabajadores, como denunció la tripulación auxiliar, que aseguró que se vio presionada por la dirección de la empresa para que rectificaran su decisión y se encargaran del vuelo de regreso. De hecho, la sentencia confirma que las azafatas terminaron llorando después de hablar por teléfono con un directivo, obligando al comandante a intervenir. La tripulación pasó la noche en un hotel de Alemania, pero seis horas después tuvo que desplazarse a Irlanda, donde ya se había iniciado un expediente disciplinario sobre este incidente, que terminó con un despido de la compañía.

Trabajos aéreos con sueldos de 14 euros la hora de trabajo

La compañía Ryanair no es precisamente la empresa aérea que paga los sueldos más elevados a sus empleados, al menos a los que no pilotan sus aviones. La sentencia explica que un auxiliar de vuelo cobra apenas 14 euros la hora de trabajo, que no es excesivamente elevada si se tiene en cuenta el alto volumen económico que mueve la aviación. Los trabajadores no firman el contrato directamente con Ryanair, sino que lo hacen a través de otra compañía, que se encarga de pagar las nóminas, pero que no da ninguna orden de trabajo. Un juez de Palma ha denunciado que se trata de una cesión ilegal de trabajadores, como han venido denunciando los sindicatos. Además, los empleados para trabajar han de aceptar una serie de condiciones muy exhaustivas. Han de aceptar, por ejemplo, que pueden ser espiados.