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Lletra menuda | Buena teórica para una práctica compleja

Los estudiantes durante la prueba de Selectividad.

Transitar desde lo virtual a lo real, de la pantalla a un contacto directo entre personas, imprescindible para el equilibrio emocional y la calidad de la enseñanza. Este es el plan docente que se traza Educación para el curso que está a punto de comenzar.

No está mal, pero la realidad es ruda y dura y no puede amagar la falta de medios, humanos y materiales, para transitar el largo trecho que media entre el dicho y el hecho. Los barracones, en una cantidad todavía no reconocida por la conselleria, vuelven a brotar como máxima expresión del descuelgue administrativo con respecto a la demanda educativa.

El curso pasado salvó los muebles de la pandemia contra todo pronóstico y este debe reconciliarse, en la medida de lo posible, con la vieja normalidad añorada. Resulta incierto y complejo, sobre todo porque permanece la incógnita de la conveniencia de algunas de los objetivos planteados. Quizás resulta precipitado reconciliarse con las ratios prepandemia, cuando la inmensa mayoría de la población escolar no está vacunada y las plantillas del profesorado tienden todavía a la escasez.

Al curso 2021-22 solo hay que desearle que sepa coger el testigo de su predecesor y reúna los esfuerzos y complicidades suficientes para librarse de los malos augurios que planean a su alrededor.

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