La presión policial ha conseguido «erradicar» los macrobotellones que a principios de verano reunían a miles de jóvenes en los polígonos industriales de Palma, según señaló ayer la Policía Local. Los agentes, sin embargo, han detectado nuevos focos en zonas de la ciudad como na Burguesa o los alrededores del cementerio de Gènova, donde este fin de semana han intervenido para poner fin a las reuniones. En las madrugadas del sábado y el domingo, las fuerzas de seguridad levantaron 68 actas por incumplir las restricciones, la mayoría de ellas por beber alcohol en la calle. En Magaluf, la Policía Local de Calvià y la Guardia Civil desalojaron el domingo de madrugada a cientos de jóvenes turistas congregados en Punta Ballena tras el cierre los bares.
La Policía Nacional y la Policía de Palma volvieron a desplegarse el fin de semana por diferentes puntos de la ciudad para evitar los botellones. Los agentes constataron que en los polígonos de Son Castelló y Can Valero, donde durante buena parte del verano se han detectado concentraciones multitudinarias, ya no había reuniones.
Por contra, se han detectado nuevos focos en diferentes puntos, como los alrededores del cementerio de Gènova. Allí, el domingo hacia las cinco de la madrugada, irrumpió el Grup d’Actuació Preventiva (GAP) de la Policía Local. Había nueve coches y una quincena de jóvenes, que huyeron a la carrera hacia un bosque cuando vieron llegar a los agentes. Los policías lanzaron un mensaje por megafonía para alertarles de que si no regresaban, la grúa se llevaría los vehículos y deberían hacer frente al pago de 148 euros por la retirada y otros 750 por la denuncia del botellón. Así consiguieron que los jóvenes regresaran.
Un local de la zona de Gomila fue clausurado por cuadruplicar la concentración máxima de dióxido de carbono
Los 15 fueron identificados y se levantaron sendas actas por incumplir las restricciones por el coronavirus y por el consumo de alcohol, así como nueve denuncias por estacionar en zona verde. La Policía ha detectado también otro foco de botellón en la zona de na Burguesa, pero considera que también ha logrado erradicarlo.
Los controles del fin de semana se extendieron también a puntos como el Paseo Marítimo, Santa Catalina, sa Feixina y Gomila. En esta última zona fue clausurado un bar el domingo poco después de la una de la madrugada porque el medidor de concentración de dióxido de carbono cuadruplicaba el máximo permitido. El dispositivo marcaba 3.000 partes por millón, cuando el límite legal es de 800.
En total, la Policía Local de Palma y la Policía Nacional han levantado 68 actas por practicar botellón, vulnerar las restricciones impuestas por el coronavirus o incumplir las licencias de actividades de los locales.
También llevaron a cabo 209 controles de alcoholemia y descubrieron a 10 personas que conducían bajo los efectos del alcohol y las drogas.