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ANÁLISIS

La covid persistente llama a la puerta de jóvenes contagiados

Europa Press

Los jóvenes que se están infectando de forma intensa las ultimas semanas no suelen sufrir, afortunadamente, covid-19 grave. Pero en cambio, sí que pueden tener covid-19 persistente, con síntomas (fatiga, disnea, pérdida de olfato...) que perduran hasta 6-8 meses como mínimo.

La mayoría de los pacientes con un covid-19 leve se recuperan pasadas dos semanas. Sin embargo, hay más de un 10% que continúa teniendo síntomas meses después. A partir ahí, se les considera enfermos de covid persistente (o long covid, en la literatura científica anglosajona): personas que, pese a que las pruebas de coronavirus ya dan negativo y no hay restos del virus, continúan sufriendo síntomas como fatiga, disnea (o dificultad respiratoria), dolores torácicos y de cabeza o niebla mental. Muchos llevan así desde la primera ola, más de un año.

Según una encuesta reciente, uno de cada cinco jóvenes que ha pasado el coronavirus desarrolla covid persistente. Sabemos que el 64% de los casos en población infantil y juvenil, son asintomáticos, con respecto a un 46% en población general. Y no siempre son creídos en las consultas cuando van a sus visitas médicas o de enfermería en sus centros sanitarios. Un estudio realizado en Reino Unido indica que los síntomas más frecuentes de covid persistente en menores son cansancio y debilidad (87,1% de la muestra), fatiga (80,4%), cefalea (78,6%), dolor abdominal (75,9%) o dolor muscular y articular (60,6%). Empezaron con tratamientos con antihistamínicos, luego con antiinflamatorios, luego con antibióticos, luego con corticoides y …..

Se ven muchos síntomas en niñas y niños a partir de 12 años relacionados con la fatiga y el cansancio. Las niñas y niños refieren que tienen mucho cansancio, mucho malestar, algunas palpitaciones. Aunque los síntomas son variables, el 80% de los menores con covid persistente en España sufren fatiga. A algunos los incapacita para ir al colegio, a otros no. Otros solo pueden ir a la mitad de las clases. Un 50% han dejado las actividades extraescolares. Otro síntoma es la niebla mental y el 70% de ellos han tenido una disminución en el rendimiento académico. También tienen dolores de cabeza, taquicardias, palpitaciones. Y resulta preocupante que los jóvenes no hospitalizados (de 16 a 30 años) sufran síntomas potencialmente graves, como problemas de concentración y memoria, medio año después de la infección. Particularmente para los estudiantes, tales síntomas pueden interferir con su aprendizaje y progreso en el estudio.

Y es que ni los niños ni los jóvenes escapan de esta enfermedad. Los síntomas del covid persistente en jóvenes además son idénticos que en los adultos. Y para algunos padres y madres, la vida les cambia tanto que antes tenían un adolescente en casa y ahora tienen un abuelito, con lo que conlleva para el desarrollo académico. Además, los que acuden a los servicios sanitarios son los padres y madres, porque no entienden por qué sus hijos están tan cansados.

La vida es completamente diferente por culpa de la covid persistente. Fuera donde fuese donde uno se infectara, lo cierto es que en un momento dado, comienza la falta de apetito, los dolores de estómago y los mareos que impiden hacer una vida normal. Desde un inicio de unas semanas con dolor de cabeza, presión torácica, dolor en las costillas, taquicardias, febrícula o conjuntivitis, en solo un mes se pierden bastantes kilos. Y eso es covid persistente. Otros se asfixian, las pulsaciones son altas, el cansancio le impide ponerse en pie y les duele el estómago y la cabeza. Los síntomas siguen meses después.

Y la covid persistente no tiene tratamiento. De momento, no se puede hacer mucho más que trabajar con el paciente para superar la fatiga física y mental que lo incapacita para tener una vida normal. Son programas de rehabilitación física y neurocognitiva. Y los pacientes siguen aumentando. Un 70% de los covid persistente no ha necesitado de ingreso hospitalario.

Las complicaciones a largo plazo después de la enfermedad por covid-19 son comunes en pacientes hospitalizados, pero el espectro de síntomas en los casos más leves necesita más investigación. En pacientes de 16 años o más, la fiebre durante la enfermedad aguda, la gravedad de la enfermedad inicial y el sexo femenino se asocian con fatiga a los 6 meses. Además del sexo femenino, la enfermedad pulmonar preexistente, la gravedad de la enfermedad aguda y el aumento de los títulos de anticuerpos convalecientes se asociaron de forma independiente con el aumento de la puntuación de fatiga a los 6 meses. Sin duda, lo más doloroso es no saber si esta dolencia tiene cura. Hay pacientes que tienen brotes; otros, una clínica más continua. Algunos están mejorando, pero no todos. Algunos incluso mejoran con la vacuna de la covid-19, pero otros no.

Considerando los miles y miles de jóvenes contagiados durante la pandemia y más ahora, los hallazgos deben dar un fuerte impulso para el control integral de las infecciones, mayores restricciones en el ocio nocturno y los botellones y además la vacunación de jóvenes, cómo soluciones. A ello, tenemos que añadirle gran dosis de responsabilidad individual y de grupo para parar los contagios.

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