Baleares tendrá que bailar al ritmo impuesto por el Supremo. De repente, se debaten bares a la una y discotecas a las tres de la madrugada. Algún juez habrá informado al Govern de que las indemnizaciones pueden ser más crueles que la ira de los epidemiólogos de despacho.
Los templos de Ku, Amnesia o Tito’s (epd) nunca hubieran imaginado que su futuro dependía de excelentísimos magistrados de Madrid, sin aspecto de frecuentar las pistas de baile. A propósito, la preeminencia de Ibiza se debe a que Negueruela agradece a los discotequeros pitiusos que no despidieran a sus trabajadores, a diferencia de la carnicería del empresariado mallorquín.