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¿Cuándo diremos adiós a las mascarillas?

El ministerio aún no ha dado una fecha sobre cuándo podría cambiar la normativa vigente y la situación es desigual por autonomías

Ahora que hace justo un año que las mascarillas se convirtieron en la medida sanitaria estrella de la lucha contra la pandemia todo apunta a que se avecina su fin. España instauró el uso obligatorio de tapabocas sanitarios en interiores el 20 de mayo de 2020 y dos meses más tarde Baleares amplió la obligatoriedad de su uso a todos los espacios públicos, ante el repunte de contagios. Entonces, el uso de este complemento se presentaba como una de las herramientas más eficaces para frenar la expansión del virus. Pero un año más tarde, por suerte, la situación ha cambiado. La mejora de los niveles epidemiológicos, y sobre todo el avance de la campaña de vacunación, permiten vislumbrar el fin de la era de las mascarillas.

El Ministerio de Sanidad sigue estudiando relajar el uso de mascarillas en exteriores. Y, aunque todavía no hay fechas definitivas, todo apunta a que en breve empezará una «desescalada» en el uso de uno de los símbolos de la pandemia.

La pregunta es: ¿Es el momento adecuado para dar este paso? Cinco especialistas contestan.

Medidas de protección

El epidemiólogo Javier del Águila recuerda que la clave de las mascarillas es que «en un contexto en el que no siempre sabes quién está infectado y quién no, el hecho de que todos usemos mascarillas es una medida de protección colectiva». A corto plazo, explica, relajar el uso de estas prendas sanitarias solo será posible si se mantienen todas las demás medidas de prevención, como el lavado de manos, la distancia de seguridad y el sistema de rastreo de casos. Del Águila apunta a que cuando la incidencia esté por debajo de 50 casos por cada 100.000 habitantes sería un buen momento para relajar el uso de mascarillas en el exterior. Eso sí, el salubrista esgrime que «el fin de las mascarillas tiene que ir acompañado de un seguimiento epidemiológico sobre qué ocurre después para ver si, eventualmente, habría que dar marcha atrás».

Benito Almirante, jefe de Enfermedades Infecciosas del hospital Vall d’Hebrón, argumenta que estamos ante una «situación epidemiológica buena» en la que «podemos abrir el debate sobre el fin de las mascarillas». Eso sí, el experto argumenta que, en la práctica, el relajamiento en su uso todavía tardará unas semanas. «No hablamos de que mañana mismo se eliminará su uso, sino que, si todo va bien, en cuestión de tres o cinco semanas ya tendremos un panorama más favorable para empezar esta desescalada», explica Almirante a este diario. El epidemiólogo pronostica que, si todo continúa como hasta ahora, habrá comunidades autónomas que podrán relajar esta medida en espacios exteriores entre mediados y finales de junio.

Situación desigual

Oscar Zurriaga, vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), dibuja un panorama mucho menos optimista. «La situación epidemiológica cambia radicalmente de una comunidad a otra y todavía hay muchas que están por encima de una incidencia acumulada de 140», recuerda.

El especialista añade que, según recogen los últimos boletines sanitarios, todavía hay más de 5.950 pacientes ingresados con covid-19, en las ucis se está atendiendo a más de 1.690 enfermos por coronavirus y, en general, el sistema sanitario sigue estando al límite por esta pandemia. Y esta, según Zurriaga, no es una situación favorable para empezar a pensar en quitarnos la mascarilla. «No es el momento de abrir este debate. Hay que esperar a que el nivel de cobertura vacunal sea mayor», esgrime el portavoz de la SEE.

Dos personas caminan con mascarillas por la calle.

Por su parte Clara Prats, investigadora del Grupo de biología computacional y sistemas (BIOCOMSC-UPC), también apunta a la campaña de vacunación como indicador clave para la desescalada de las medidas anticovid. La experta sugiere fijarse en dos parámetros: la cobertura vacunal y la incidencia acumulada. Siguiendo esta guía, Prats apunta a que «cuando un 80% de los mayores de 60 y el 40% de los mayores de 50 estén vacunados con al menos una dosis entonces sí que podría empezarse a relajar medidas». Para entonces, todo apunta a que la incidencia acumulada también habrá bajado considerablemente.

¿Intereses económicos?

Rafael M. Ortí Lucas, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH), recuerda que el debate sobre el fin de la mascarilla viene de lejos. Hace ya un mes que en Estados Unidos, Reino Unido, Israel, entre otros, se ha empezado a relajar esta medida en determinados espacios.

Ortí apunta a que, en el caso español, habría que modular el uso de mascarilla en función de la incidencia acumulada. Si este indicador se sitúa por debajo de 25 casos cada 100.000 habitantes y, a su vez, los demás números muestran que la epidemia está a la baja se podría plantear un uso de mascarillas menos restrictivo.

Pero Ortí también pronostica que el fin de las mascarillas no solo estará dictado por criterios sanitarios. «Es probable que la presión económica, social y política influya en la toma de decisiones. Las zonas turísticas serán las primeras en presionar para eliminar las restricciones de mascarillas», esgrime.

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