Los policías locales y los guardias civiles que fueron los primeros en llegar al apartamento de la Colònia de Sant Jordi, donde apareció muerta una mujer tras ser apuñalada, no aclararon si la víctima y el agresor eran pareja, aunque en ese momento lo dieran por cierto. Este testimonio se escuchó ayer en la segunda sesión del juicio ante un jurado popular, en el que se sienta en el banquillo Celestino R., que está acusado del asesinato de la mujer alemana Verónica Hoffmann, de 59 años de edad.

El acusado, que se enfrenta a una condena de 17 años de prisión por un delito de asesinato, confesó el crimen, pero desmintió que fuera pareja de la víctima, como le atribuye la acusación popular. Mantiene que la mujer y él solo compartían vivienda y que había sido ella la que le ofreció poder vivir en su casa, ya que en aquellas fechas pernoctaba en la calle, al no tener dinero para poder alquilar un piso.

Uno de los guardias civiles, que estuvo custodiando al acusado en el escenario del crimen, recordó que el hombre, que estaba muy abatido, le confesó que había atacado a la mujer porque ella había pasado la noche lejos del apartamento, acompañada de un amigo suyo. El testigo interpretó que el móvil del crimen había sido una reacción por celos, si bien reconoció que no puede demostrar si el acusado y la víctima realmente eran pareja sentimental. De hecho, señaló que le estuvo preguntando si la persona que yacía muerta en el suelo era su novia y el acusado nunca dio una respuesta clara. Por ello, el agente no quiso afirmar que se tratara de un crimen de violencia de género.

Otro policía local, que también entró en el escenario del asesinato, recordó que Celestino se encontraba muy abatido. Era consciente de la gravedad de lo que había hecho y solo repetía la frase «lo siento mucho». El testigo también recordó que el hombre desprendía un fuerte olor a alcohol.

Los agentes del orden encontraron a la mujer tirada en el suelo junto a la puerta de la terraza. Tenía sangre en la boca y en el tórax. Intentaron reanimarla, pero todo fue inútil, ya que el ataque fue mortal.

La acusación sostiene que el hombre atacó a la mujer por celos, porque no le gustó que esa noche, situada en el mes de septiembre de 2019, la mujer alemana no hubiera pernoctado en el domicilio.

Sin embargo, la versión del acusado es otra. Niega los celos y relaciona la agresión con un arrebato, después de que la mujer le hubiera gritado. Insiste en que nunca controló a Verónica e insiste en que su relación era solo de compañeros de piso. Reconoció, sin embargo, que las semanas que estuvo viviendo en este apartamento de la Colònia de Sant Jordi no se sintió a gusto, porque ella tenía la costumbre de gritarle con frecuencia. Ambos se habían conocido en un centro que se dedica al cuidado de gatos.