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«Le dije que Alí la iba a matar, pero estaba muy enamorada»

La mejor amiga de la víctima describe el calvario que pasó años antes del brutal asesinato

Los ciudadanos de sa Pobla rinden homenaje a Warda Ouchene y Mohamed. L. Marina

La violencia de Alí contra Warda Ouchane se repetía con el paso de los años, pero la víctima mortal del crimen machista de sa Pobla volvía con él una y otra vez. «Le dije que algún día la iba a matar, pero ella estaba muy enamorada de él», explicó Saliha, la mejor amiga de la fallecida.

«Él llegaba a menudo a casa borracho, le pegaba y ella aguantaba de todo. Le advertí de que la mataría si seguía con él», insistió. Esta entrega total y absoluta a Alí le llevó a Warda, en 2018, a retirar la denuncia por violencia machista contra su pareja. Era la segunda que había interpuesto después de otra en 2012. Esta última decisión de darle una nueva oportunidad fue la que le acarreó fatales consecuencias.

Los peores presagios de Saliha, a tenor del violento comportamiento que siempre manifestaba la pareja de su amiga, se cumplieron el pasado fin de semana y los cadáveres fueron hallados el lunes en el domicilio del número 43 de la calle Santa Catalina Thomàs.

Lo que nunca podía sospechar Saliha era que Alí también mataría a Mohamed, su propio hijo de siete años. «Me da mucha pena el niño», abundó. Al asesinar a Warda, embarazada de cuatro meses, su pareja también acabó con la vida del bebé que esperaba. «Estudiamos juntas y hemos trabajado juntas en el mismo hotel de Alcúdia», recalcó.

En sa Pobla era completamente imposible encontrar un testimonio mínimamente favorable a Alí H.. Sus coqueteos con las drogas eran de sobra conocidos. Aparte del consumo habitual, algunos residentes le acusaban también de dedicarse al tráfico de sustancias estupefacientes. «Siempre estaba borracho y drogado, recalcaron vecinas de la víctima». La respuesta era unánime: «Espero que le metan en la cárcel y no le suelten nunca».

A mediodía de ayer, la plaza del ayuntamiento de sa Pobla congregó a unas trescientas personas. Un gran número eran mujeres musulmanas, de nacionalidad marroquí. Algunas de ellas hicieron un llamamiento al empoderamiento para erradicar la violencia machista. «La mujer marroquí tiene que alzar la voz para defender sus derechos», resaltó una joven magrebí.

El llanto del padre

El padre y los cuatro hermanos de Warda también hicieron su aparición por la plaza del Ayuntamiento pobler. El progenitor no pudo reprimir las lágrimas en un momento dado y sus vástagos le insuflaron fuerzas. Durante un tiempo, la familia de Warda estuvo residiendo en sa Pobla. Finalmente se trasladaron a la Península. Esta circunstancia la aprovechó Alí para perpetrar el brutal crimen machista contra Warda.

Por su parte, expertos del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil hicieron acopio de muestras en el escenario del brutal crimen machista junto a unas flores en recuerdo de las víctimas.

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