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Mireia Vehí | Diputada de la CUP en el Congreso de los Diputados.
Mireia Vehí Diputada de la CUP en el Congreso de los Diputados.

«En Baleares sería importante apostar por una economía verde de verdad»

«Los fondos sirven para transferir dinero a empresas explotadoras del capital fósil»

Mireia Vehí posa para esta entrevista. B. Noguera

Diputada de la CUP en el Congreso de los Diputados. La política y socióloga, en la Cámara Baja desde diciembre de 2019, participó la pasada semana en sendos actos en Lloseta y Puigpunyent

«La calle es la única vía», decía usted en una entrevista. ¿Eso significa que una década después de que los movimientos decidieran entrar en las instituciones la cosa no ha funcionado bien?

No hay que olvidar la calle y no hay que olvidar que las instituciones son lo que son. Después de este ciclo de diez años desde el 15-M, de las candidaturas del cambio y de la izquierda independentista, no podemos obviar los límites que tienen las instituciones. Pienso que cuando la institución va con la calle es cuando realmente se avanza. En el caso catalán, que no tenemos estado, más importante es todavía el papel de la calle. No sobrevaloremos la calle ni sobrevaloremos las instituciones, porque cuando gobiernas también te topas con que tiene las manos atadas.

¿Si la CUP entra en el gobierno de la Generalitat también será para ‘hackearla’?

Lo primero es que no estamos en disposición de entrar en la Generalitat, y en cuanto a hackear, este concepto lo empleamos solo para el Congreso. La Generalitat no se trata de hackearla sino de recuperar soberanía, porque pensamos que son las Cortes de Madrid las que nos usurpan nuestra soberanía.

Es curioso que en Cataluña, ahora que la CUP tiene claro el acuerdo, parece que sus socios, ERC y Junts, no se entienden para formar gobierno.

Entendemos las investiduras por proyectos, tanto ahora como antes. Ahora tenemos un acuerdo con ERC para un proyecto independentista y de izquierdas, pero ERC y Junts están en un proceso diferente, que es el del reparto de sillas. Pensamos que es insostenible que en una crisis económica y sanitaria brutal, el independentismo, con más del 50 por ciento, no sea capaz de formar gobierno porque se están repartiendo cargos.

Hacéis referencia al poder que tiene en España el ‘aparato del Estado de 1978’, ¿los fondos de recuperación europeos supondrán la garantía de supervivencia de esta estructura?

Estos fondos hubiesen sido una gran oportunidad si no se estuvieran administrando como se está haciendo, porque con la crisis que vivimos y la necesidad de reconvertir los tejidos productivos, podrían haber sido una gran solución. Por ejemplo, en Balears sería importante poder pasar de vivir solo del turismo y del ladrillo y apostar por una economía verde de verdad. Pero no se están empleando para esto, se están utilizando para hacer sobrevivir el régimen desde la perspectiva del gran capital, del IBEX. En Mallorca lo comprobamos con esta planta de hidrógeno de Lloseta que tiene detrás a Cemex, Acciona, Redexis y Enagás. Es dinero público para estas multinacionales, sin ningún control de cómo se invertirá, sin reparto de riqueza, y además no tendrán que devolver nada. La ciudadanía solo carga la deuda.

En la cuestión de proyectos como el hidrógeno verde ya hay voces, como la del científico Antonio Turiel, que hablan del invierno de la democracia cuando dentro de pocos años tengamos parques fotovoltaicos y plantas industriales «fantasma», levantados con fondos públicos pero inutilizados.

Si das el dinero de los fondos europeos a Endesa, a Enagás, o a Naturgy, lo das a grandes empresas que no tienen ninguna necesidad de revertir los beneficios en avances para las comunidades. A las multinacionales les da igual si te montan aquí una planta fotovoltaica y no sirve de nada. Los fondos sirven para transferir dinero a empresas que han sido las explotadoras del capital fósil y ahora reciben subvenciones para reconvertir sus instalaciones en proyectos anunciados como sostenibles. Eso significa continuar con la economía del ladrillo y con trabajadores con los mismos contratos precarios. Si el ecologismo no tiene una perspectiva social no es ecologismo, por mucho que nos lo quieran vender así.

Hace un tiempo retuiteó una fotografía de un policía local de Capdepera que llevaba un bolígrafo de Vox en el bolsillo de su uniforme, ¿existe el peligro de una ultraderecha dentro de los cuerpos de seguridad del Estado?

El peligro no es hacia el futuro sino hacia el pasado. Después de la transición no hubo una ruptura ni en los cuerpos de seguridad, ni en la judicatura, ni en los consejos de administración de las grandes empresas. En el caso de las policías locales, y es un tema que conozco bien porque mi padre fue policía local y era especialmente estudioso de esto, son cuerpos de proximidad y no hubo ninguna preparación ni profesionalización. Pasaron de la noche al día de ser franquistas a ser democráticas, por lo tanto hay todavía mucha gente que no se ha jubilado y sigue siendo policía y franquista.

La CUP defiende un nuevo turismo sin concentraciones internacionales, con garantías laborales y respeto al medio ambiente, ¿cómo puede controlar esto el poder público?

La gente más ortodoxa de la CUP te diría directamente que estamos en contra del turismo, entendido como esa actividad que nada tiene que ver con el viaje ni con el respeto al territorio que se visita. En todo caso, planteamos que las economías se deben diversificar. Lo que ha pasado en Mallorca, como en la costa catalana o valenciana, han sido explotaciones extractivistas del territorio. Defendemos la capacidad de poner impuestos y la capacidad de que la economía pública pueda entrar en la gestión del turismo, tanto en formato hoteles como en formato de ordenación del territorio.

Con este concepto extractivista, un hotel sería como una plataforma petrolífera.

Claro, la economía del turismo funciona como el fracking, y solo interaccionan con su entorno con los residuos que se dejan y con un mercado laboral precario. Por eso, finalmente, esas empresas con tantos beneficios tienen más capacidad de decidir sobre ese territorio que la ciudadanía que vive allí. Es extractivismo puro y duro, lo chupas todo y dejas tierra yerma. Los agricultores al menos dejan respirar la tierra, pero ellos no, chupan sin parar hasta que no queda nada. Y después dejan abandonada la infraestructura y toda la basura. A todo esto hay que añadir que ahora llegan los fondos de inversión con capital extranjero sin ningún vínculo aquí. Veremos cómo desaparece el modelo de los hoteleros de los años 60 que era esa típica mafia local que al menos pagaba el equipo de fútbol del pueblo y formaba parte de la estructura de poder de la localidad. El modelo del hotelero de los años 60 que al menos pagaba el equipo de fútbol del pueblo y formaba parte de la estructura de poder de la mafia local desaparece totalmente con la llegada de los fondos de inversión.

¿La CUP se prepara en Balears para el horizonte 2023?

Si yo llego de Barcelona, o en mi caso peor porque vengo de Madrid, y digo aquí lo que tienen que hacer se enfadarían seguro conmigo y con razón. Pienso que hay una base y se ha identificado la necesidad de candidaturas locales de izquierdas, de aquí y soberanistas, y que además tengan la particularidad de tener una perspectiva de Països Catalans. Y pienso que se debe hacer desde aquí y de forma genuina. Sin construir conflicto con las otras candidaturas de izquierdas que quizás no son tan rupturistas como la CUP, pero están haciendo una labor de izquierdas. Hay que situar el conflicto respecto a temas de gran capital, de territorio y de luchar contra la vieja estructura oligárquica española.

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