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Sin alcohol en el trabajo, bollería en el gimnasio ni menús con patatas

Los expertos en nutrición plantean mejorar la normativa y ofrecen recomendaciones específicas para los comedores de los colegios

Imagen de archivo de un comedor escolar con un menú saludable.

Como las antiguas petacas en el cajón de la oficina, actualmente hay máquinas expendedoras de latas de cerveza u otras bebidas alcohólicas en lugares de trabajo. Nadie concibe ya fumar en estos espacios, pero todavía se permite el alcohol, por lo que el Colegio de Dietistas y Nutricionistas pide al Govern que prohíba dicha oferta a las empresas del denominado vending «en coherencia con las políticas de salud pública y con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud». Creen que el decreto de promoción de la dieta mediterránea aprobado en 2019 se queda corto y recuerdan que «hay modelos de dieta mediterránea que están exentos del consumo de alcohol y no por eso son menos saludables».

La citada normativa no solo se olvida de los centros laborales, sino también de los deportivos públicos y privados, lo que lleva a incongruencias como ver en sus máquinas toda clase de bollería industrial. Tampoco menciona la oferta gastronómica de cafeterías y restaurantes, pero el Colegio de Dietistas y Nutricionistas afirma que si los restauradores sirviesen «guarniciones de hortalizas de forma sistemática, si el cliente no indica lo contrario, esta acción podría facilitar el consumo de hortalizas» en detrimento de los más habituales fritos, sobre todo las patatas.

Menos hamburguesas

Las recomendaciones que en su momento no fueron incluidas en el decreto inciden sobre todo en los menús de los colegios. Estos expertos abogan por limitar el uso de preparados cárnicos, entre ellos salchichas y hamburguesas, a «un máximo de dos al mes, o a no más de tres en caso de limitar los precocinados, como pizzas o croquetas, a un máximo de dos mensuales». Las frecuencias que se establecen en la normativa son mayores, por lo que el organismo profesional insta a los dietistas y/o nutricionistas que se encargan de supervisar los menús escolares «que reduzcan en al menos una ración ambos grupos de alimentos, siendo preferible aplicar la premisa: cuanto menos, mejor». También piden que se sirvan más platos de legumbres. El decreto de la dieta mediterránea establece «que haya al menos seis al mes», pero el Colegio de Nutricionistas afirma que tiene que haber como mínimo «dos raciones semanales en los menús escolares».

Asimismo, los profesionales de las islas critican que la normativa permite las bebidas refrescantes edulcoradas en los colegios, pese a que «contribuyen a mantener elevada la percepción y el umbral del sabor dulce, desplazan al agua y sobre las que no se dispone de evidencia suficiente para determinar su seguridad en los niños». A estos argumentos añaden que «su presencia podría permitir a la industria de bebidas refrescantes otorgar obsequios, patrocinios o incentivos en centros escolares», tal como advierten.

Respecto a los lácteos, quieren que en cualquier ámbito, no solo el docente, se dé prioridad a los bajos en grasa, excepto si en un establecimiento de restauración, por ejemplo, el cliente indica lo contrario. El Colegio de Dietistas y Nutricionistas de Balears dice que así lo recomiendan las guías alimentarias y que, además, hay un mayor riesgo de tener diabetes tipo dos, que en sí misma es un factor de riesgo cardiovascular. Y es preferible que los yogures sean sin azúcares añadidos o con una cantidad mínima.

La educación infantil, la gran olvidada en la norma sobre alimentación

El decreto de promoción de la dieta mediterránea, aprobado por el Govern en 2019, «no da una indicación precisa» sobre lo que deben hacer los centros del primer ciclo de Educación Infantil, de cero a tres años, por lo que el Colegio de Dietistas y Nutricionistas de Balears recomienda a los asociados que apliquen «su criterio profesional en base a las guías publicadas y la evidencia científica reciente respecto a la alimentación de cero a tres».

De todos modos, para los representantes de los profesionales carece de sentido haber excluido el primer ciclo de Educación Infantil de una normativa sobre la alimentación más adecuada para los niños, por lo que esperan que se rectifique el decreto.

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