Una planta marina invasora mitiga los efectos del cambio climático en el Mediterráneo
Investigadores del IMEDEA han comprobado como la Halophila stipulacea tiene una capacidad de secuestrar el carbono y se adapta mejor a las altas temperaturas que nuestra Posidonia oceánica

Imagen de la planta invasora Halophila stipulacea que consigue secuestrar carbono en el Mediteráneo. / Joaquim Garrabou/IMEDEA
Un equipo de investigadoras con participación del IMEDEA (CSIC-UIB), con sede en Mallorca, ha demostrado que la invasión de una planta marina tropical, la Halophila stipulacea, puede tener un papel importante en mantener la capacidad de secuestro de carbono en el Mediterráneo en el futuro y ayudar así a mitigar el cambio climático en nuestras costas. El trabajo acaba de publicarse en la revista Global Change Biology y demuestra como esta planta invasora es mucho más resistente a las altas temperaturas que nuestra Posidonia oceánica. Desde el IMEDEA explican como la llegada de especies exóticas puede causar impactos ecológicos sobre las comunidades autóctonas y sus ecosistemas, como es el caso de la Posidonia oceánica de Balears. Sin embargo, la magnitud y dirección de dichos impactos es difícil de cuantificar por la ausencia de datos previos a la invasión.
Halophila stipulacea es propia del mar rojo y océano indico, y entró al Mediterráneo a través del Canal de Suez. Gracias a su extraordinaria capacidad de adaptación térmica ha colonizado el litoral del este y centro del Mediterráneo, llegando hasta Sicilia.
En este estudio, los científicos obtuvieron testigos de sedimento de praderas exóticas de Halophila stipulacea y de praderas nativas de Cymodocea nodosa y Posidonia oceánica de Chipre y Creta (Grecia) y aplicaron distintas técnicas para reconstruir la cronología de la invasión de Halophila stipulacea y medir su capacidad de secuestrar carbono. Determinaron la edad de los sedimentos de las praderas, analizaron el contenido de carbono orgánico y secuenciaron el ADN ambiental del sedimento, una herramienta genética que se utiliza para detectar especies en muestras ambientales sin necesidad de recolectarlas.
“Los resultados muestran que Halophila stipulacea llegó a Chipre en 1930 y a Creta en 1970 aproximadamente y, desde entonces, las praderas de la planta exótica han enterrado más carbono orgánico que las praderas nativas de Posidonia oceánica y Cymodocea nodosa cercanas” comenta Marlene Wesselmann, investigadora del IMEDEA y primera autora del trabajo. “Aunque la capacidad de secuestrar carbono de Halophila stipulacea es reducida si se compara con las praderas de Posidonia oceánica del Mediterráneo occidental”, añade Wesselmann.
En el Mediterráneo se espera que el cambio climático provoque importantes pérdidas de praderas de Posidonia ocánica, porque es una especie muy sensible al calentamiento y su mortalidad aumenta considerablemente cuando la temperatura del agua supera 28 grados. “En cambio, Halophila stipulacea tolera temperaturas superiores a 36 grados, por lo que el calentamiento estimularía su crecimiento y se podría expandir y seguir secuestrando carbono”, explica la investigadora del IMEDEA Núria Marba.
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