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El multipartidismo: ¿más democracia o más inestabilidad política?

Miembros de las diferentes formaciones en el Congreso de los Diputados analizan cuáles han sido las consecuencias de la diversidad del tablero

El Congreso de los Diputados en una imagen de archivo. Shutterstock

«El multipartidismo ha sido la peor noticia en los últimos diez años de la democracia española». Estas fueron las declaraciones que hizo el pasado martes Pablo Casado, líder del Partido Popular, en una entrevista acerca de la llegada de nuevas piezas al tablero político. Unidas Podemos, Vox o Ciudadanos se han ido asentando poco a poco en los gobiernos estatales y autonómicos, dejando atrás el bipartidismo que existía entre el PSOE y el PP. En un contexto de crisis sanitaria, social y económica sin precedentes, muchos se preguntan si los partidos serán capaces de llegar a acuerdos y consensos y si el multipartidismo es la mejor fórmula para representar a la democracia, ¿cómo se originó la explosión de esta gran diversidad de formaciones? ¿Qué cambios ha provocado y cuál será su futuro?

Desde la perspectiva de Margalida Prohens, diputada mallorquina del PP en el Congreso de los Diputados, la presencia de estos nuevos partidos en el espectro político, tanto a nivel nacional como insular, vino derivada de otra recesión, en este caso la del 2008: «Aparecen en un momento de grave crisis económica, con unas medidas muy duras que se tuvieron que tomar tanto en España como en Europa. Por ello, se produjo un descontento y una inquietud entre la población que los partidos más tradicionales no fueron capaces de recoger». Un argumento que comparte Pere Joan Pons, político balear del PSOE en el Congreso: «Es cierto que en el caso de Balears siempre había existido mucha pluralidad, pero en el 2008 se abre un espacio para nuevas respuestas, y es ahí donde surgen formaciones como Ciudadanos». Por otro lado, Vicenç Vidal, Senador de Més per Mallorca, señala otra fecha clave para comprender este auge: «Con el 15-M, los ciudadanos pidieron más participación a los partidos, y se empezó a apreciar la demanda de nuevas piezas políticas».

Bipartidismo roto

A partir de aquel momento, el bipartidismo se fue desvaneciendo hasta llegar a las elecciones generales de 2015, en las que Podemos obtuvo 69 escaños y Ciudadanos 40. El presagio de lo que se potenciaría en los comicios de 2019, por los que Vox entró como tercera fuerza al hemiciclo con 52 diputados. Según José Ramón Bauzá, expresidente de Balears con el Partido Popular y actualmente eurodiputado de Ciudadanos, este cambio de tendencia fue fruto de la necesidad de encontrar alternativas: «El PP era un conglomerado de los conservadores, demócrata-cristianos y los liberales. Por eso, la aparición de otras formaciones ha permitido a las personas encontrar una línea ideológica más específica. Es una riqueza para la democracia que las diferentes formas de pensamiento puedan tener representación».

«Que haya más partidos no significa que exista más democracia ni que se gobierne mejor»

MARGALIDA PROHENS - Parlamentaria del PP en el Congreso

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Asimismo, Antònia Jover, diputada de Unidas Podemos en el Congreso, considera que el auge del multipartidismo a partir de aquellos comicios significó un salto en el sistema democrático: «Es el ejemplo de lo que piensa el pueblo, es muy positivo porque los ciudadanos están más y mejor representados». Ante esta nueva situación, los partidos más tradicionales se han visto obligados a aceptar una nueva realidad que no habían vivido nunca. Es por este motivo que, desde el punto de vista de Pere Joan Pons, es fundamental incorporar esta diversidad a la escena política para que se convierta en el fiel reflejo de lo que piensa la sociedad: «Hay una realidad, y es que mucha gente ha buscado respuestas diferentes a lo que había. Es imprescindible que esta pluralidad quede representada en las instituciones. En el caso de las islas, se expresa con el pacto de Govern».

Agitación del tablero

No obstante, esta transformación del panorama político ha provocado que las mayorías absolutas hayan quedado atrás y que los partidos se vean obligados a llegar a acuerdos para poder gobernar, con los obstáculos que esto conlleva. Es lo que Margalida Prohens califica como un período de inestabilidad: «Que haya más partidos no significa que haya más democracia. Desde que acabó el bipartidismo somos un país más inestable, con formaciones generando falsas expectativas en los votantes y dando soluciones sencillas a problemas muy complejos. Una cosa es lanzar una serie de eslogans y otra es hacer política y saber gestionar». Desde otro enfoque, Vicenç Vidal cree que este cambio ha afectado más a las formaciones de la derecha, que nunca habían convivido con tantos frentes: «La izquierda siempre ha contado con un espacio en el que convivían muchos partidos, pero para la derecha ha sido algo más novedoso».

«Hay que aceptar que muchos ciudadanos han buscado alternativas a los más tradicionales»

PERE JOAN PONS - Diputado del PSOE en el Congreso

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Frente a la dificultad para llegar a consensos amplios, la repetición de los comicios se ha convertido en tónica habitual, tanto en las comunidades autónomas como en el Ejecutivo Central. «Durante una década, hemos vivido un cambio radical del sistema político. La pluralidad hace que todo sea más complejo», advierte Pere Joan Pons. Diferencias que pueden derivar en tensiones, según Antònia Jover: «El que haya más partidos implica que haya más diferencias. Es posible que se produzcan tensiones, pero no tiene por qué ser malo si existe la capacidad de llegar a acuerdos». Sin embargo para José Ramón Bauzá, esta es una problemática que no se debe relacionar con la llegada de más partidos, sino con la responsabilidad de los propios dirigentes: «El que haya más elecciones y no se lleguen a acuerdos no se debe a que exista diversidad de partidos en el juego democrático, se debe a los egos y a los intereses personales. El reto es que los políticos pongamos el interés general por encima del particular».

Balears, pionera

A pesar de los cambios que se han producido con la llegada de los múltiples partidos, las islas llevan viviendo esta diversidad política desde hace mucho, según explica Pere Joan Pons: «Somos una comunidad que, al tener una idiosincrasia propia de las islas, convivimos con diferentes formas de entender la realidad». De hecho, para Jover, Balears fue pionera en España con el gobierno de coalición en la primera investidura de Francina Armengol: «Seguimos el ejemplo de Europa, donde el multipartidismo y este tipo de Ejecutivos se perciben como algo natural, no como una excepción».

«Para la derecha es muy novedoso porque nunca habían convivido con tantas formaciones»

VICENÇ VIDAL - Senador de Més per Mallorca

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De forma totalmente distinta lo percibe Margalida Prohens: «Fuimos pioneros en hacer este tipo de gobiernos donde me junto con quien sea, al coste que sea, para vencer al contrario». El futuro del multipartidismo está en el aire, según la propia Prohens: «Si no que se lo pregunten a Ciudadanos, que está en período de extinción». Sin embargo, para Bauzá, todo estará en manos de los votantes: «Yo creo que ha llegado para quedarse, pero el hecho de que persista o no en el tiempo no depende de los partidos, dependerá de los ciudadanos».

Dilema

La llegada del multipartidismo ha obligado a las formaciones a pactar con aquellos con los que guardan una serie de diferencias. Discrepancias que se exponen en el discurso público para desmarcarse uno del otro. Es lo que le podría ocurrir al Partido Popular en un posible pacto con Vox en Madrid, según el diputado Pere Joan Pons: «Es una contradicción en sí misma que refleja la incapacidad de construir una alternativa real sin el marco en el que entre Vox». Por otro lado, la política Margalida Prohens defiende que «el Partido Popular sale a ganar las elecciones y a conseguir la mayoría necesaria para gobernar en solitario. Me da la sensación de que Ayuso no solo ganará, sino que mejorará los resultados que vaticinan las encuestas».

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