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Tecnología de Mallorca para que la mascarilla sea más segura

La escuela universitaria Adema crea un sencillo utensilio, en forma de aro ovalado, que sella mejor el tapabocas a la cara e impide la entrada de cualquier virus por los laterales

Los doctores Estelrich (sentado) y López de la escuela universitaria Adema. Manu Mielniezuk

Es simple, a la vez que efectivo. Se trata de un aro, en forma ovalada, que permite sellar la mascarilla quirúrgica a la cara, de tal forma que es casi imposible que el coronavirus pueda contagiar a la persona. Este utensilio tan sencillo ha sido inventado y desarrollado por la Escuela Universitaria Adema, en Mallorca, y ha sido el fruto de cientos de pruebas y ensayos que han permitido en estos momentos situar este pequeño aro a las puertas de la comercialización. El dinero que se obtenga no irá destinado a los inventores del utensilio, sino que se dedicará íntegramente a financiar los trabajos de investigación que se realizan en esta escuela universitaria. El precio será mínimo, de alrededor de cinco euros, pero sus creadores aseguran que es muy útil, sobre todo para el personal sanitario, si bien lo puede utilizar cualquier persona.

Pere Estelrich, dentista y profesor de Adema, junto a Arturo López, responsable del área de investigación de la escuela, explicaron que este dispositivo se ajusta a cualquier cara. No hay ningún rostro igual y las mascarillas se realizan con un único patrón, de tal forma que no se ajusta de la misma manera a todas las personas. En muchos casos, se producen aperturas por los lados, que posibilita la entrada de los virus.

Estelrich explicó que se ha demostrado que la mascarilla que más protege es la quirúrgica, aunque hay otras que se adaptan mejor a la cara, como puede ser la FFP2. La idea que se desarrolló era crear un sistema simple, pero efectivo, que permitiera sellar esta mascarilla a la cara. Y para ello se utilizó un material poco conocido, que se obtiene del almidón de maíz, conocido como ácido poliláctivo. Es muy adaptable y permite volver a su posición natural. Basta con introducirlo unos segundos en agua caliente y se puede volver a recolocar en la cara.

Los estudiantes utilizan este ordenador para hacer prácticas de odontología.

Los responsables de la escuela explicaron que se han superado varias pruebas muy rigurosas para demostrar la efectividad de este adaptador, que es una herramienta muy útil de protección a las personas que están en contacto muy próximo con el virus. Además, se ha contado con la colaboración de varias universidades y una revista científica especializada de las más importantes del planeta está a punto de publicar un artículo sobre este invento. En principio el aro ovalado se podría utilizar con cualquier mascarilla, pera la más adecuada es la quirúrgica. Tanto Estelrich como López están convencidos de que el proyecto será un éxito y que una vez que se resuelva el problema de logística para su fabricación, habrá muchas personas que se interesarán por su adquisición. Y lo más importante es que se ha pensado, diseñado, investigado y creado en Mallorca.

Este aparato se adapta a la cara y tiene la característica de que puede volver a su forma inicial

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Investigación

Arturo López explicó que hace solo cuatro años que funciona la escuela universitaria de odontología en Adema y desde el primer momento se apostó por la investigación. Ya se ha conseguido la aprobación de doce proyectos presentados ante las autoridades científicas de Balears. Al tratarse de una universidad privada, dirigida por Diego González, los medios económicos son limitados. Aún así, ya se han publicado unos 20 artículos en revistas científicas y se están desarrollando numerosas investigaciones. Se está avanzando en nuevos descubrimientos, no solo en temas de odontología, sino también en otras materias médicas, como podría ser la obesidad o la salud vascular.

Además, también se apuesta por la última tecnología, como es la compra de un sistema informático que permite al estudiante tratar una dentadura como si fuera la de un paciente.

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